En las noches oscuras que se supone nos unieron, se escondían las almas para no
ser enlasadas por la tentación...
Pero los vasos vacíos pudieron más que
toda nuestra resistencia y surgieron más que simples besos, mientras el cielo
cambiaba ligeramente, como tu y yo que
terminamos entrelasados queriendo
nunca más alejarnos. Millones de
estrellas se llevaron las promesas
en una marcha tranquila que no
paró hasta que el cielo azul te
llamó con un suave susurro a sus brazos,
resististe mientras nos
besabámos pero tus labios los
congeló el sol y a tus manos las
quemaron las estrellas para
finalmente dejarte sin vida,
suspendido en las nubes...
¿Yo?, yo fui tu ángel
que te alejó de volar en la noche
como una gaviota y te retuve en la
tierra con miradas, sonrisas y besos
sin compromiso pero con mucho cariño,
quizás tu pensabas en otra, quizás yo
llamaba a otro
pero nuestros labios quedaron sellados en una perpetua sonrisa,
nuestros ojos encandilados de tanta locura nocturna,
nuestra piel con el sabor del otro,
nuestros corazones unidos por tanta nostalgia
desencadenada que sin medida nos llevó
a entregarnos en nuestros brazos extraños
y abandonados,
aunque yo ahora piense en tí y quizás tu en mí,
me parece de igual forma increíble
todo el encanto que trae la noche
que con sólo el alma sienta la oscuridad
quiere salir huyendo, encontrarse con otra
alma vagabunda,
quizás queriendo encontrar un poco de abrigo
o no sé que es lo que pretenderá...
Aunque lo más fantástico es que a pesar de todo
lo unido que pudimos estar, nuestras almas seguirán vagabundas brillando por segundos...
o en algún minuto quizás sea un brillo perpetuo. |