Cada vez que intento fotografiar el viento no aparece su imagen en la cámara, miro la fotografía una y mil veces, pero se esfuma, no está ahí su fuerza poderosa, mientras que a mi alrededor suena rugiendo como un gran león, ¿que pasa con su poder?, solo quiero guardar unos segundos la fuerza de un rugido, que da una acción pura y poderosa, que lleva, cambia, trae, tuerce y retuerce, tumba y retumba en mis oídos, como tambores cósmicos, como fuerza inicial, anterior a dios, volando, golpeando las cabezas descuidadas, corriendo junto a los sombreros, huyendo junto a mi y no de mi, sino de él mismo, de su desbocado cause. Miro la fotografía y la dejo, de que sirve esa sucia imagen sin sentido, solo aparente apariencia que no capta las hebras puras del llamado natural, del fuego que mueve árboles sin quemarlos y que lucha con el mar de par a par, que se ve reflejado como espejo en la cara del mismo inicio, que se ve fotografiado solo por el flash de un rayo, que se ve guardado solo por los oídos, solo por el sentir profundo de la naturaleza. |