No hay ritmo, no hay lírica;
no hay rimas ni poesía.
Las letras son opacas y las palabras vacías,
el papel se ensucia y se deshace.

No hay lujos ni bellezas,
no hay nada. No queda nada.
El olvido ha deshecho los recuerdos,
el tiempo ha oxidado las bisagras.
Los portones del ayer se cierran
y se pierde lo que dentro ha quedado.
El polvo cubre poco a poco los escritos,
y la mesa se entierra bajo tu pasado.

Tu pasado...
los vestigios de aquella vida se acumulan,
y las cartas que escribiste se confunden
con las que aún no has escrito.
La vida que viviste se vuelve un todo,
y el futuro se hunde poco a poco en la nada.
Caminos andados se funden en el horizonte
y el ocaso esconde lo que soñaste alguna vez.
Estás muriendo, y no sabes qué te mata.

Las palabras vacías se acumulan
en un papel rasgado y amarillento.
Cansadas, las letras esbozan una despedida,
y el desánimo se cierne, como un velo, sobre todo.

Bowen Alanos