La noche atrapó a los amantes abrazados, en el sereno sueño después de una ardiente y agitada pasión. Las estrellas los miraban blancos y desnudos como un beso de nácar entre los nardos. El frío los abrazo con helada ternura y la muerte desprolija afiló su guadaña.
Texto agregado el 10-01-2004, y leído por 325 visitantes. (4 votos)