A Carlos generalmente le provoca el desayuno en la noche. Ultimamente ha estado trabajando en unos proyectos para que los árboles vivan tantos años como hojas tienen, y, a Carlos, de naturaleza sesgada, y peinado con raya al medio, le fascinan los árboles.
Lo que si no le fascina, y acaba de poner su pelito de aquiles en punta, es que en 5 dias, 5 horas, 8 minutos aunque ya son 7, debe presentar el informe final, su informe final.
Como todo antojadizo nocturno de desayuno, Carlos siente una creciente presión por la fecha crucis del informe final, y, de repente, el árbol es aplastado por un enorme reloj, y, de pronto, a las agujas del enorme reloj le brotan hojas, y, de repente, por cada nuevo minuto que pasa, se le van parando mas pelos, y, de pronto, un nuevo minuto equivale a dos del minuto anterior, a dos, a 2.01...y, de repente, y los árboles, y las agujas, y, de repente, y, de pronto... |