Por fin, me he plantado delante del espejo y he tomado la decisión...
me apunto al gimnasio -¡por dios...que barriga tengo!...
no lo puedo aplazar por más tiempo, hoy mismo lo hago sin falta.
Me ducharé, desayunaré un café solo por supuesto sin azúcar ni ningún veneno que añada a mi cuerpo un gramo más de grasa.

¿Café solo? ¿he dicho yo eso? Si es que no me gusta, bueno un poco de leche no me hará daño. ¿Cuántas calorías tiene una cucharada de azúcar?, total no me voy a amargar la vida todos los santos días, no creo que sea malo, al contrario el azúcar hace falta para el organismo.

Umm, esta bueno el café con leche, me apetece una tostada y creo que tengo mermelada light por algún sitio de la nevera.

Venga, nena a vestirse y a buscar un gimnasio donde el monitor no tenga cara de reírse de las clientas con algún kilo de más. Desde luego no voy a ir al que hay en la vuelta de la esquina, esta lleno de las marujas del barrio y las veo entrar maquilladas y con tacones, me da la sensación que se pasan las horas de tertulia “despellejadora”, teniendo en el punto de mira a pobres almas candidas, en lugar de esforzarse para quemar grasa. Creo que han abierto uno nuevo cerca de donde vive mi cuñada, mirare allí el precio, bien pensado, allí ni loca, sabe dios lo que le haya contado mi cuñada de mí a sus vecinas y lo único que me faltaba, ser criticada por otras marujas que solo me conocen por las referencias que le haya podido dar mi cuñadita y si mal no recuerdo la última noche vieja no estuve especialmente simpática con ella. Mejor me voy al centro a buscar alguno que por allí no me conoce nadie.

¿Qué me pongo? Si es que no tengo nada que ponerme, claro si tengo en cuenta lo que he engordado y el desorden que hay en el armario cualquiera encuentra nada. Mejor arreglo un poco el armario y tiro la ropa vieja y la que me va pequeña.

Ya son las 11 de la mañana, ¿pero que he hecho hoy?, he perdido toda la mañana en nada, y todavía tengo que ir al super, la nevera esta vacía.

Mejor dejo lo del gimnasio para mañana.