En El Tablón
Agosto de 2003
Aquel silencio lo irrumpió un grito desesperado, era ahora la viuda de Hidalgo, corría la sangre cándidamente por la calle, llegando a la esquina donde un farol alumbraba la negra y desolada noche del Tablón, pueblo en el cual toda su gente se conocía… pueblo que se marcó el 13 de julio de un año emperado por la muerte.
El homicidio de Hidalgo Vélez Arcila… hecho por José Benancio Pulido, a quien muy pocos han visto, él se escondía tras una mascara de paz y sinceridad, así asesino al líder del pueblo, él creyéndolo verdad. Escapó el asesino después de haber hecho lo cometido, pero primero le dejó un recuerdo a Laura Elisa, la viuda; se dejó el descubierto nueve meses después… comentario concurrido que a oídos de José Benancio llegó.
El padre forzado de ese varón que nació el 24 de marzo del año continuo en medio de habladurías, una injusticia todos promulgaban y la venganza también planeaban.
Años más tarde volvió al Tablón José Benancio, en busca de Fernando, su hijo. Quien durante 13 años soportó las necesidades económicas, por falta de un padre, quien según él había sido asesinado por un desconocido.
No podía tardar el encuentro entre José Benancio y Laura Elisa, así fue, en la plaza central del pueblo… de allí Laura Elisa salió rápidamente sintiéndose deshonrada, se dirigió donde Alcemiro Trujillo, líder actual y amigo de infancia de Hidalgo, le comentó lo sucedido.
Él le dijo: “Tome las cosas con tranquilidad, no vaya a cometer algún error dejándose llevar por el cólera”. Todo ya está planeado desde un principio -ella replicó-, Alcemiro accedió, tomando como excusa la justicia colombiana tan insuficiente, de este modo se decidió el día, el momento y lugar indicado… la forma fue obvia, insospechada para los demás.
Laura Elisa lo citó a su casa, con el pretexto de presentarle a su hijo. Le ofreció un café, él aceptó gustoso, en esos momentos Fernando llegó a casa, José Benancio impresionado y buscando una forma de acercamiento, le dijo: “El café que está ahí servido es para ti”, Fernando tomó el café, acto seguido se desvaneció cayendo al piso. Perplejo José Benancio toma sus cosas y sale apresurado de la casa, mientras tanto en la cocina Laura Elisa estaba calculando el tiempo necesario para darle muerte al asesino de su esposo, al pasar el tiempo, sale de la cocina hacia la sala, encuentra a su hijo muerto, evidentemente era el veneno presente en el café, ella, al sentirse culpable se suicida de la misma manera, tras estas dos muertes en el pueblo se guardó luto, sólo se creyó que fue por la situación económica.
Alcemiro en cambio guardo silencio…
Pablo Madrigal.
|