Me llamo Beatriz y soy una princesa, pero me siento esclava de mi suerte...aunque todos creen que soy libre no es así; mi madre no me deja hacer muchas cosas, ella dice que hay que seguir un código que no entiendo. Cuando le pregunto si puedo salir a correr por los jardines y a hacer castillos de arena a la playa con los otros niños ella dice que no porque las princesas debemos dar el ejemplo y comportarnos según "el código"
Yo quiero ser libre, poder jugar, saltar y bailar hasta gastar la suela de mis zapatos. Por eso una noche puse en mi maleta un algunos vestidos, un par de zapatos y una bolsa de dinero, me puse la capa y salí de mi castillo a caballo en busca de libertad, en algún pueblo lejano donde nadie me conociera. Cabalgué mucho, hasta que llegué a un pequeño pueblo a orillas de un río, donde por fin tuve mi anhelada libertad. De repente cuando estaba cantando junto a los pajaritos a la orilla del río me di cuenta de que si no me cambiaba el nombre me podían encontrar y, después de pensarlo un rato, decidí llamarme Liberad.