Yo sobrevivo aquí,
llena de sombras
que llevan tu rostro,
cautiva de mi corazón,
rozo sueños
que se escapan,
convertidos
en semillas de locura.
Alas ardientes,
me consumes,
me masticas,
hasta vomitar mi esencia.
Yo sobrevivo aquí,
llena de sombras
que llevan tu nombre,
tal vez sea imposible
que mis huesos se amolden
a tu andar,
a tu inabarcable vértigo,
emisario de mi muerte.
Alas ardientes,
me condenas,
me desnudas,
hasta arañar mis miedos.
Yo sobrevivo aquí,
llena de sombras
que llevan tu mirada,
ensimismada en su torbellino,
de espuma,
inmaculada
por mi lengua
siempre dispuesta.
Alas ardientes
me sentencias,
me subrayas,
hasta tragarme.
Yo sobrevivo aquí
llena de sombras...
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