Cómo realizar una reconstrucción facial
Las siguientes instrucciones han sido creadas con el fin de ayudarla a lograr un correcto empleo del maquillaje del que dispone en su hogar.
Pasos previos
¿Reconoce usted la cara que tiene al levantarse?
Bien, ahora puede destacar entre el común de los mortales si sigue nuestros pasos para conseguir una autorreconstrucción facial.
Puede que tenga que hacer un máster en policromía y bricolaje: es fundamental que sepa combinar en proporciones adecuadas las pinturas para obtener la pigmentación deseada y que maneje adecuadamente las brochas. Roma no se hizo en siete días, así que no espere acabar en cinco minutos: tenga paciencia, amiga.
Compruebe que no es usted alérgica a los productos.
A continuación, seleccione los colores a utilizar durante la sesión. Para ello, tenga en cuenta los de la ropa que va a llevar puesta, el ámbito y el momento del día en que hará su aparición estelar.
Primero, decida si aplicará o no una base de maquillaje a su rostro. Es más uniforme que el colorete, recomendado cuando se desea aportar cierta frescura artificial a la faz. De atreverse con la base, extiéndala con la ayuda de una esponja de maquillaje o, en su defecto, las yemas de los dedos (preferiblemente con las bases líquidas).
Después, escoja el pincel con que llevará la sombra de ojos al párpado móvil (no intente descubrir cual es el que no se mueve mientras se arregla si no quiere parecer un Picasso). Si desea aportar un toque de luminosidad a la mirada, aplique primero una sombra blanca o nacarada y, encima de esta, la sombra escogida al principio.
Para destacar los ojos, utilice tonos ácidos o de la gama de los rosas. Si lo que busca es una mirada discreta, muévase en los malvas y grises. Evite los excesos, por favor.
Los labios deben pintarse en un movimiento preciso de la muñeca (el pintalabios NO es una llave inglesa). Aumente su grosor empleando un gloss sobre el pintalabios común. Tendrá que volver a tomar una decisión trascendental: si ha destacado el maquillaje en los párpados, olvídese de conceder la misma importancia a los labios, y viceversa.
Por último, si sabe que va a llorar, ¡olvídese del rímel y del perfilador de ojos!
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