¿Cuántos días han pasado sin tus llamadas?
Aguardo junto al aparato por si tú, amigo cuando todo cambiaba para mal y ahora actor cuadriculado aficionado al amor ficticio, alzaras tu auricular para pronunciar por fin lo callado y oculto tras tantas amarguras, para gritar tu rabia contra mí. Mas nunca has sido un actor muy logrado. Llamarás, sin duda.
Al principio solía soñar con tus labios y sus comisuras. Cuando dormía, tú, protagonista absoluto cada minuto, robabas mi paz. Irradiaba armonía y tú sustituías mi compostura por mágicas sonrisas. La imaginación, como todo, marchó pronto a otro lugar. Nunca hablábamos cuando llovía, y yo ansiaba captar tus sonidos, tus palabras, tu razón, atrapar su fórmula para salir a la vía pública, mano con mano, palma con palma, y juntar mi vida con la tuya bajo la lluvia.
Día gris, aun así, hoy voy a Madrid. A casa. Ojalá no sólo hayas llamado. Mi sofá, mi alma y yo aguardamos tu abrazo. |