Estoy aqui encerrada y tumbada sobre mi cama... al no soportar andar por las calles de una ciudad casi desierta, en donde la luz de los faroles extienden sus alas y el frío de sus colores me dan por muerta.

Estoy aqui sin temor al desvario, intentando desaparecer hasta el último vestigio de esta inmoral congruencia... ante el porque de esta verguenza de haber sido tanto y el sin sabor de un " solo fue... " de inagotable insistencia.

En realidad fui presa de mi propio destino, al reducir a silencio puro el gravitar de mi existencia... y es hoy la vida que me deja al descubierto, fiel ciudadana del desierto amor y el desconcierto.