Encandilas al ciego,
Con corazonadas marinas,
Calmas al ojo del muerto,
Que trata de escapar,
Ensucias las manchas del sol,
Con oscuras mañanas sin luz,
No viste el fuego que evaporó el río,
Ni los dientes resbaladizos
Que intentar comer esas palabras inertes,
Ni las convulsiones y menos las visiones,
Tratas de no dudar antes del ataque,
Confundes la sangre con mi tequila,
Cuando solo arden las hogueras,
Y no duermes antes de despedir
Toda necesidad, toda ansiedad,
Esas profundas ganas de volver a vivir,
Sin mentir.
“Que más engaña, saber” |