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August, 13 2006.
\From: rositaflores@jotmail.com
\To: undisclosed recipients
\Subject: [aberration in Tasmania]
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Este mail es una nota desesperada de una joven madre de familia horrorizada e indignada, y tiene como objeto reunir tres millones de firmas para evitar el abuso de la televisión en Tasmania y fomentar el respeto y la moral para con esa sagrada institución que es la familia. Me tiembla el pulso con lo que me dispongo a narrar.
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El 23 de julio de 2006 el principal canal de TV de Tasmania ha puesto al aire un comercial de una fábrica local de condones que comienza con una escena en la que un hombre vestido de blanco barre un feto abortado (claramente se ve que es un feto humano abortado) en una sala de un hospital público. Luego el señor viendo a la cámara dice, con una sonrisa difícilmente calificable:
—Si no quieres que tu hijo se vea así, no olvides usar condones Matrix.
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No contentos con semejante manifestación de xenofobia, acto seguido la pantalla se vuelve negra y dice, en letras de imprenta:
O PEOR AÚN…
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Y entonces aparece una escena en la que un niño rubio y de ojos celestes de rostro angelical llora desesperadamente en la fila de un cine, al que cuyos padres primero ofrecen un biberón, luego y como sigue llorando le muestran dulces, luego la madre trae unos hermosos globos y por último, como el infante no deja de berrear, el padre le da una patada en el culo y la pobre criaturita es atropellada por un autobús. Y la indignante sonrisa en primer plano de la madre que dice al hombre:
—Querido, la próxima vez ya sabes:
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Y la pantalla se pinta de colores y letras grandes:
CONDONES MATRIX
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Yo soy Rosita Flores y vivo en Santa Gertrudis Trinidad del Espíritu Santo Tomé de las Misiones Cristianas, en Nuevo México. Soy una madre honesta que cuida a sus hijos y estoy triste. Es triste que esta gente… estos salvajes… estos hijos de la chingada ignoren el precepto básico de la concepción y la convivencia y la felicidad del matrimonio y el tesoro que son los niños.
Me opongo a este acto de barbarie ciega, racista, genocida, contradictoria, obscena, de mala fe y mala muerte. Quiero condenar esta aberración e intolerancia.
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Nos hemos reunido un grupo de amas de casa y madres de familias de todo México y a través de Internet para juntar firmas para que esos miserables asesinos sean censurados y ajusticiados. Nosotros respetamos y promovemos la vida en todas sus formas y es por ello que sugerimos la inmediata intervención a esa isla mugrosa que es Tasmania y en caso de resistencia pedimos a los gobiernos justos y poderosos del mundo que tomen cartas en el asunto, que obliguen a las autoridades locales a quitar el comercial de la televisión y de ser necesario que fusilen a los responsables y quemen sus casas.
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En este momento tengo a mi hijito Tomás en brazos, el pobre no cesa de llorar porque tiene conjuntivitis y una infección en el testículo izquierdo. Pienso en qué derecho tienen esos hombres de dirigirse de un modo soez a un público sensible. Mi hija Carmelita cuida de mis otros cuatro hijos porque yo estoy escribiendo con Tomás, pobrecito, mi chiquito enfermito. Yo soy una madre católica y honesta que defiende a la familia.
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La compañía estadounidense de insecticidas Microkill y la fábrica de armamento nuclear inglesa, la Brutus & Cop, se han comprometido a donar medio centavo de euro cada diez mil firmas en pos de una campaña de vacunación de niños en Uganda y, por qué no, a la censura de la televisión de Tasmania.
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Entonces tú, que podrías estar en mi lugar, en mi privilegiado lugar, a ti te pido en nombre de miles de madres del mundo que envíes este mensaje a todos tus contactos en los próximos diez minutos porque si no lo haces obtendrás quince años de mala suerte y tus hijos se harán adictos a las drogas y tus hijas serán putas que se contagiarán el sida y tu esposo se acostará con tu mejor enemiga.
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\\/Bye, Gracias. \\/ \\/ \\/ \\/ \\/ \\/
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