Abrió la puerta de su cabaña y ante sus ojos vio a cientos de mujeres desnudas, todas distintas. Gordas, flacas, altas, bajas, feas, bonitas, jóvenes, viejas..., y todas estaban todas mirando y esperando al hombre sexual. Dio un paso y ellas hicieron un arco ante su avance. Avanzó y avanzó hasta llegar al océano. Se puso a descansar en la orilla y contempló su vastedad, mientras todas las mujeres esperaban una palabra, una orden, cualquier cosa del hombre sexual. Pero este, no hablaba. Se paró de improvisto, se desnudó ante el placer de todas las mujeres y comenzó a caminar hacia la orilla del mar. Se detuvo un instante, volteó su mirada ante todas las mujeres de la isla y les dio una señal de adiós con la mano, y luego, se fue nadando hasta desaparecer entre las olas del mar... Todas le quedaron mirando hasta que se hizo uno con el océano. Pasaron días y noches y todas las mujeres aun estaban en la orilla, esperando al hombre sexual, pero este no volvía... ni volvió jamás. Pasaron muchos años y una tarde de sol llegó a las orillas de la isla un hermoso y robusto niño del mar. Nadie supo cómo llegó, pero allí estaba, desnudo, agotado y dormido en las arenas. Cuando despertó vio a cientos de mujeres de todo tipo. Gordas, flacas, etc. Se paró y todas se alegraron, luego, le cargaron hasta llevarlo a una casa de paja. Lo alimentaron, le dieron cariño, y luego, esperaron, y esperaron hasta que el niño se convirtiera en el hombre sexual. El tiempo pasó, y el niño se hizo hombre, y luego, el hombre sexual... Tuvo hijos con todas las mujeres de la isla, de pronto se sintió asfixiado de todo, de sus mujeres, sus niños, de todo. Miró el mar, y tuvo ganas de navegar. Todas le advirtieron que podía no volver jamás, pero éste les dijo que eso mismo deseaba. Entró al océano y desapareció entre las olas del mar, ante la vista de miles de mujeres y de niños... Desde aquel día todas las mujeres de la isla narraron a todos sus hijos, la triste historia del hombre sexual…
San isidro, julio 2006 |