“EL PAPA VISITA VALENCIA”


Quien ostenta la máxima representación de la iglesia católica en el mundo hizo una visita “pastoral” a España en la ciudad donde resido, Valencia.
El lema: LA FAMILIA.

Muchas virtudes ha debido ver este Papa en los viajes que Juan Pablo II hizo a lo largo y ancho de este mundo cuando toma ejemplo de él y repite.

La visita papal le ha costado al erario público la nada insignificante cantidad de 3.5 millones de €uros, aunque esta cantidad se repartiese entre el Arzobispado, el Ayuntamiento y el gobierno Valenciano, no deja de ser un dispendio cuya contrapartida en el efecto sobre fieles e infieles de su mensaje pastoral debería ser paralela. Eso daría carta de garantía de efectividad de su visita.

Mucho me temo que no fue así, se esperaban 1.5 millones de personas y no creo que llegase al millón de fieles los que acudieron. De los cuales, los adultos, si querían el “pak” con mochila, gorra y abanico y como colaborador del evento, debían abonar 35 € y 15 € los jóvenes.

Estos ingresos pasaban directamente a manos del Arzobispado, quien haría con ellos lo que considerase pertinente.

Que todo esfuerzo merece una recompensa es un axioma, pero ¿cuánto de esto hay en las visitas papales? ¿Realmente lo hacen por proselitismo o por márketing?

Las dimensiones de los elementos de la puesta en escena apabullan por lo gigantescas.
En el mes de más calor en España alguien tuvo la iniciativa de aclimatar al aire libre 2.500 m2 con aspersores de humedad para que en el altar y sus alrededores mantuviesen una temperatura de 18º centígrados, justo en la zona de las autoridades.

Las calles engalanadas con banderas albas y amarillas y el símbolo papal.
Las ventanas y balcones de toda la ciudad ( 1 millón de habitantes) se dividían en tres expresiones en referencia a la visita: Con bandera del Vaticano (las regalaban en las iglesias), en contra de la visita (“Jo no t’espere”, en castellano “Yo no te espero”), con una señal de tráfico que indica “stop”, y, la inmensa mayoría, sin nada.

Al coincidir con fin de semana y teniendo en cuenta los cinturones policiales impidiendo el tráfico rodado en diferentes perímetros de menor a mayor que dejaban la ciudad paralizada, miles de ciudadanos salieron de ella para no sentir tal agobio, más aún cuando anunciaron que se iban a alterar las condiciones de comunicabilidad entre móviles o celulares por motivos de seguridad.
La seguridad movilizó a más de 3.000 agentes de policía.

Los pisos desde donde podía verse el fasto se vaciaban para alquilarlos por precios astronómicos durante dos o tres días.

Los peregrinos (vinieron en cientos de autobuses desde toda la península) deambulaban por Valencia con sus gorras y mochilas amarillas y blancas.

El actual Presidente del Gobierno hizo honor a la Carta Magna nacional como aconfesional y laico. Mantuvo una reunión de media hora con el Pontífice en un salón preparado exprofeso en el Palacio Arzobispal y, según la prensa, fue cordial. No se tocaron temas espinosos como la Ley de matrimonios homosexuales, el aborto y otras menudencias, seguramente para que nada alterase la festividad del evento.

No acudió a la misa papal, en su lugar y por representatividad, fueron tres ministros.

La alcaldesa, del Partido Popular, derecha, advirtió del coste en votos de tal actitud del Presidente cuando se enteró de su falta de asistencia.
Dejo este comentario a deducción de los lectores.

El Presidente de la Generalitat Valenciana, el gobierno de esta comunidad, también del Partido Popular, junto con la alcaldesa, Doña Rita Barberá, quisieron aprovechar la visita para dar publicidad mundial “gratuita”, pagada por los contribuyentes, de la ciudad de Valencia. El turismo es una gran fuente de ingresos, sobre todo para los empresarios hosteleros.

Poner en el lugar que merece a LA FAMILIA es positivo, decidir el modelo de la misma al dictado, cuando menos es arbitrario.

El Papa tuvo unas palabras acerca del “Matrimonio indisoluble” (“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”). En la frase lapidaria hay conceptos abstractos de gran envergadura: “Dios”, “El Hombre” (la mujer si puede, claro), “Unir”, “Separar”.
Son frases que asustan al pronto de escucharlas, pero que no resisten un análisis minucioso.

¿Qué es Dios? Porque ¿quién es Dios? implica considerar persona a Dios, sí, como lo pintó Miguel Angel en la Capilla Sixtina, de carne y hueso y con barba y cabellos largos y blancos, de anciano.
Podemos intuir qué es Dios por su manifestación en lo físico que escapa a nuestra capacidad de comprensión, como por ejemplo la pluralidad de células y sus funciones dentro del cuerpo humano, por el orden y armonía que reina en la naturaleza y el cosmos.
Sería larguísimo y para otra columna desmenuzar la citada frase, me limitaré a poner de relieve algún ejemplo de cuando parece aconsejable que no se siga al pie de la letra el mandato eclesiástico.

Ebriedad continuada de uno o dos de los cónyuges, ira desatada, violencia verbal y física, despilfarro del sueldo en juegos de azar, infidelidad, ausencia de responsabilidad para con la prole y el cónyuge y otros motivos en los que los hijos padecen las consecuencias son algunos de los motivos que la razón plantea como inexcusables para el divorcio, hay más.

La iglesia católica tiene para casos semejantes la respuesta de la nulidad matrimonial, lo que se consigue con mucho tiempo o con poco y con dinero en Roma. Pero si quieres seguir siendo católico, no puedes casarte de nuevo por su rito, lo que te condena a no enamorarte de nuevo y buscar padre o madre para esos hijos que vienen de un matrimonio truncado por la desgracia.

“LA FAMILIA”, célula de la sociedad, germen de la sociedad, tiene límites en la iglesia que, lejos de fortalecerla, la debilitan.

¿Por qué los eventos llenando estadios y convocando a miles de peregrinos, porque se vacían las iglesias?

Era más moderno Jesús en el año 30 de nuestra era que los que se atribuyen su representación en la actualidad.


Juan Antonio Torrijo :Graju

Valencia, julio de 2006