Aniushka
—Domingo esta noche realizaremos un encuentro, te estamos extrañando, entendemos el luto, hace más de un año que murió la Lucía. Ya es hora de que salgas y empieces a vivir nuevamente.
—Gracias, pero no tengo ganas de hacer nada, sólo estar en la casa y el trabajo.
—Ya está bueno de lamentarse, ella no va a regresar.
—Mira, lo pensaré y si me convenzo voy con ustedes.
—Ese es mi roto, al menos es mucho más de lo que me has dicho en otras ocasiones. Te esperamos en casa de Alondra. A ver si te animas a iniciar la búsqueda de una nueva mujer.
“Tienen razón, ya hace mucho que murió, la amé profundamente, tanto que a pesar de su menosprecio, nunca fui capaz de buscar otra, nunca me dijo el por qué de tanta odiosidad, cada vez que le pregunté, me decía lo mismo. “Como me voy a morir primero, bajaré del más allá y te lo diré. Te tenía por inteligente ya deberías haberte percatado” Y ahí quedaba yo, en la misma, sin saber, qué puta le molestaba tanto, ni siquiera quiso tener hijos, “Para que uno de ellos salga como tú”, me decía con rencor.
Bueno, ya se fue, a lo mejor cumple y viene para decirme por qué.
Voy al encuentro”.
—¡Buenas noches concurrencia!
—Se hizo el milagro, llegó el Domingo -dice Marcela, quien está casada con Miguel.
—¡Bravo!, un aplauso –grita Margarita, a su vez pareja de Joaquín
—Salud Domingo –dice Alejandro quien es marido de Rosa María.
“Veo que están las mismas parejas de siempre, hay caras nuevas que no conocía. Acá me siento bien, son mis amigos y con muchos de ellos tenemos años de amistad.
La Dolores se ve bastante bien, conserva su linda figura parece que anda sola, a lo mejor luego llega su pareja, con ella, nunca se sabe”.
—¿Cómo estás Domingo?
—Lolita, qué alegría verte. ¿Tu pareja?
—Hay hombre, siempre tan anticuado, ando sola, sin mino, al último lo eché porque me aburrió. ¿Y tú chumingo? Hasta cuando lloras por la Lucía, en una de estas te vemos vestido de monje.
—No me acostumbro a que me falte.
—Eres bien huevón, si la bruja, perdón, la Lucía te trataba mal. En una de esas te invito a mi departamento o me invitas al tuyo, así matamos las polillas que tenemos.
—Siempre me haces colocarme colorado. Siempre payaseando.
—Si, poh mijito, no vamos a llevar una existencia triste, ¿sabes? Va a venir una bruja que conozco, me lee él tarot, analiza el concho que el café turco deja en la taza.
Además es médium, ella podría contactarte con tu mujer.
—No creo en esas cuestiones.
—Ya hombre te dejo, voy con las brujas que empezaron a juntarse, mira, al otro lado, el club de Toby, todos los guevones juntos y dejan botadas a las minas.
“Tengo que ir con los muchachos, Joaquín aún debe estar contando los mismos chistes de hace cinco años, y el Alejandro comentará de la nueva minita que conquistó, pero bueno, hay que ir y ver como va la vida..
La fiesta se fue armando y la casa llenando, ambiente cargado alegría y algunos brotes de misticismo ya que saben que llegará esa mujer de la que tanto se habla; lee las cartas y manos, runas y tarot;. Tiene a todos interesados, (aunque hayan quienes digan que no les interesa) es que además tiene fama de conocedora del oficio de conversar con los muertos.
Para ello se ha preparado el ambiente en una de las habitaciones, se ha colocado luz indirecta que apenas ilumina esa mesa de tres patas, un vaso con papeles dentro, cada uno es una letra.
—¡Presten atención por favor! –Habla Alondra, la dueña de casa – Ya que estamos todos, vamos a comer algunas cositas que preparamos, del horno salen unos ostiones con queso, y unos choros así de grandes... Ya los huevoncitos, hablo de unos choros maltones que compramos esta mañana. Hay una brochetas con cerdo y vacuno, ensaladas, vinitos, blanco y del otro, algunas botellas de pisco y bebidas, ensaladas para los vegetarianos, toda comida criaturera, así que los solteros y solteras van a tener que hacer algo para que las manos las usen en abrazarse. Y como la cosa no es fácil, cada cosita que degustaremos costó billetitos, así que con la Marcela y La Rosa, sacamos la cuenta y la dividimos por los que estamos, hay un sobre con sus nombres, meten allí lo que les corresponde y nadie se enojará, los que son invitados por primera vez, pasarán por esta ocasión, en la otra se ponen.
Suenan salsas, algo de rock audible para personas de mas de 30, trova, cada cual anda por allí, charlando, cada cual en su rincón, lo normal, algunas mujeres en un grupo y en otro los hombres, en ellas hay risotadas, es Dolores quien lleva la dirección del grupo
—La lola ha de estar riéndose de nosotros, o contando chistes feministas – Alejandro dice sonriendo
—¿Y Alejandro hay alguna nueva hembra?
—Hace meses me porto bien, la Rosa María, me pilló y ya me la tiene jurada, a la próxima, me voy cortina, me ha perdonado cuatro veces. ¡No más! me dijo, así que quiero estar tranquilo.
—Oye Domingo ¿Y cúando vas a mirar para los lados, un año de viudez, no es mucho?
—Hombre. Sí lo es, pero, quédate callado.
—Mira como se ríen las mujeres, y miran para acá, ¿Vamos a ver que ocurre? – invita Alejandro
—¿Y ustedes que quieren, ya se cansaron de contarse las mismas historias de hace años?
—¿Lola? Cuenta el chiste, para reírnos juntos.
—Luego... Llegó la Aniushka. ¡Que se anoten los que se van a ver la suerte! Aniu ¿Conoces a Domingo? Es él de quien te hablé, lleva un año viudo y quizá quiera comunicarse con su mujer.
—Hola a todos. Domingo si gustas hacemos una reunión para llamar a tu mujer.
—De ahí vemos.
—Ya pues Dolores, cuéntate el chiste.
—¿Chicas, les cuento el chiste? Miren si les hablo, los huevones van a salir con lo mismo de siempre, unos que si es la técnica y los otros que el tamaño y a quien diga que la técnica, le van a decir que la tiene corta. ¿O no Alejandro?
—Así mismito es ¿Cómo te gustan?.
—Te responderé con una historia que le escuche a un amigo que murió hace algún tiempo.
—¡Chicas vieron! Les dije que alguno iba a preguntar.
—Mira, yo, como la cortesana francesa. Las damas de la corte estaban intrigadas por el éxito de dicha mujer, era la más solicitada para las artes amatorias de los caballeros, varios maridos habían ido a caer a su cama.
La discusión aquella noche; tenia que ver con medidas anatómicas del instrumento masculino, unas lo preferían más largos, otras que los querían de menor envergadura. La cortesana que conocía los secretos de los caballeros, a los que las damas miraban con ansias o desganas. ¿A usted como le gustan los hombres? Preguntó intrigada una jovencita, ya qué ¿Quién más que la cortesana podría dirimir el asunteque?
Esta miró a los caballeros y sus damas y para no dejar a nadie en vergüenza dijo: “¿Yo?, ese trozo, me encanta que tenga... De largo que tope, de gordo que tape y de duro, que dure”.
La risotada se oyó en toda la sala e hizo que el sitio en que se conversaba se llenase, la misma conversación se llevaba por separado hombres y mujeres, pareciera que allí radica parte importante de la virilidad.
Los sobres con el dinero fueron depositados en una bandeja de brillo plateado.
Como a las dos de la madrugada los que quedaban se fueron agrupando en círculo alrededor de doña Aniushka que había leído el tarot y el naipe español a quien se lo pidió.
La habitación estaba en penumbras, una pequeña lampara iluminaba la mesa que estaba cubierta por una carpeta de negro terciopelo, sobre ella el vaso con papeles, al entrar un pequeño temblor se generaba por el escenario y el aroma a las varitas de incienso que se quemaban. La luz daba una sensación de algo inexplicable, la voz de Aniushka era baja y gruesa.
“Putas, miraré a la bruja esta y, capaz que le pida que baje a la Lucía para dilucidar, esta tontera me va a volver loco. Me gusta la lola, y la mina que anda de falda larga ajustada, buenas formas se le ven, debo estar medio huevón ya que le guardo fidelidad a la Luci”
—¿Alguien más quiere verse la suerte? ¿No quieren saber lo que les dicen las cartas? ¿Los machos quieren arriesgarse en público?
—Yo ni cantando me veo la suerte, puede que la loca le achunte y acabe divorciado.
—Alejandro, yo tampoco, mejor me hago el loco y voy a buscar un copete
Se hizo la rueda, un par de mujeres se leyeron las cartas, nada extraño en su devenir, pero, todo el mundo miraba el vaso y los papelitos, hasta el instante en que Domingo se sentó en la silla que Dolores le había separado no permitiendo que nadie la ocupase, si hizo un silencio en el mismo instante el que el chuma (como le dicen los más amigos) dijo...
—Aniushka, a ver si se aparece Lucía, quiero saber que le hacía odiarme con tanta bronca.
—Si alguien no puede estar sin reírse le pido se vaya de acá, si alguno sufre del corazón también, esto es fuerte. Solo les pido respeto.
La mesa se llenó, bajaron las revoluciones, se calmaron los espíritus, como estaba oscurito, alguno colocó las manos en otras manos o en otro lugar más esférico que una mano.
—Vamos a pensar en Lucía, nos tomamos de las manos hasta completar él circulo, así la unión del pensar nos dará más energía para ella baje hasta la mesa. Cuando llegue va a mover el vaso.
“Si se mueve el vaso me meo de miedo, miré abajo de la mesa y no hay nada que evidencie estafa, estoy entre que quiero y no quiero que se presente, la verdad fue desagradable conmigo, era bella y amistosa, solo que en la cama se ponía furiosa, no le gustaba hacer el amor, eso decía. La soporté tantos años que es justo saber el motivo de su animosidad pero, tengo temor, la muy bruja nunca dijo él por qué. Voy a colocar más energía para que se presente”
—Lucía preséntate ante tu marido y amigos.
“El incienso hace sentir recargado el ambiente, me duele un poco la cabeza, siento algo extraño por este ambiente, quizá sea por el alcohol ingerido, ya me cansa esta tontera”
—Lucía, te estamos esperando.
“Dijo que iba a moverse el vaso, y está fijo, como pegado con pegamento. Alguno de los presentes se va a largar a reír y esto va a ser una chacota.”
—Si hay alguien que no crea en esto, mejor salga de la habitación... Lucia hazte presente, tu esposo quiere saber de ti, anúncianos tu presencia por favor.
Y finalmente y de manera inexplicable el vaso se movió, nadie había tocado la mesa y, menos el vaso El sobresalto fue total.
“Chuchas, se movió el vaso. ¿Dónde estará la trampa? Aún no lo creo, pero, ya llegué hasta aquí y ahora solo preguntar”
—Luci. ¿Eres tú?
El vaso se mueve... en los más temerosos aparecen gotas de sudor, más de uno tiembla.
Del vaso salen dos papeles, se unen en la mesa, una S y una I...
—Sí.
—¿Eras la mujer de Domingo?
Vuelven a arremolinase los papeles dentro del vaso, saltando dos... una S, una I
—Sí.
—Domingo quiere preguntarte algo. ¿Le deseas responder?
“Cresta, el vaso se ha movido y colocado frente a mí, un viento helado se ha adueñado de la pieza, el humo del incienso se va todo hacia la puerta de salida, todos tenemos algo de temor: yo más que otros, pero preguntaré”
—Lucía. Para quedarme tranquilo. Me puedes decir. ¿Qué era lo que tanto te molestaba de mí, aquello que no nos permitía temer una vida tranquila? Mira, yo te amaba, aún te amo, nunca te fui infiel, entonces ¿Qué era lo que te enfurecía tanto?
En ese punto, el vaso se mueve con fuerza inusitada. De su interior saltan varios papeles que quedan mirando a donde doña Aniushka. Esta lee.
—Domingo. ¿Seguro que quieres saber?
—Si
Vuelven a arremolinarse los papeles, algunos regresan al vaso otros caen.
—¿Acá frente a tus amigos?
—Si
Otra vez, tiembla el vaso, tiembla la mesa, tiembla Domingo, los amigos están silentes, si volase una mosca, se oiría como un avión en vuelo. Saltan papeles, se revuelven, se arremolinan y.
—Hombre aún te puedes arrepentir.
—No –dice Domingo con absoluta seguridad.
Muchos son los papeles, muchas letras, vuelan más alto y comienzan a descender girando y se ubican frente a los ojos de la tarotista.
—Domingo, no eres mal hombre, sé que nunca fuiste infiel, buen amigo, leal...
Cuando Aniushka termina de leer el par de frases, se revuelven las letras y se arma de nuevo el puzle alfabético.
—No quise serte infiel, me las aguanté, pero ya que quieres saber te lo diré...
El frío que recorre la habitación se incrementa, los inciensos se queman con más rapidez, el sudor se hace más helado, todos están como clavados a su asiento, no se mueve nadie ni nada, la respiración se oye, el vaso gira, da varias vueltas por la mesa, se revuelven los papeles, los que están sobre la mesa cambian su orden, en el nuevo ordenamiento hay cuasi palabras, del vaso salen otros y termina de armarse la respuesta de Lucía.
—Domingo, tu problema es que: Tienes el pene demasiado chico.
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