Soy quien vivió pero nunca existió,
soy quien en todos lados está cuando no es visto,
transito por las calles que no tienen principio,
bebo del néctar de las flores marchitas,
respiro del último aliento de los seres vivos,
me arraigo fuertemente del viento en primavera
mientras me escondo en la sombra de un árbol caído.
El brillo de la oscura noche alumbra mi camino,
mientras busco y encuentro lo que siempre extravío,
perdido en el centro de un inmenso cuarto vacío,
veo al tiempo pasar sin rumbo ni camino.
Un mar de miradas extrañas inunda mis orillas,
cuando quiero refrescarme en el lago del olvido,
un ruido infernal invade mis oidos...
es el silencio sepulcral, es el silencio bendito.
Mi mirada se pierde en la niebla del tumulto
mientras busco un sendero, un atajo seguro
hacia el camino mas corto de mi largo viaje.
Mis manos tocan lo que las palabras dicen,
mi piel se quema con la frialdad del viento,
mientras rozo con mis manos la aspereza del cierzo.
La indiferencia del resto golpea mi rostro
e intento disimular el descontento que en mi origina
mi mente divaga, mi pensamiento trajina
buscando razones, disimulando el asombro
que la dureza de algunos provoca en mi ser
algo que quisiera en mi memoria perder
Mis pasos huyen de las huellas del destino incierto,
que corre agitado sin ser percibido,
mostrando a lo lejos un horizonte asentado
rodeado de bosques, montañas y ríos
que siempre existieron en mis sueños perdidos,
que poblaron mi mente cuando me sentí peridido,
que se desvanecen entre parpadeos mientras sigo mi camino.
El recuerdo apacible de una mañana tranquila
alborota la usual destemplanza de mis días
mientras añororo sentir en mis hombros
la dulce carga de una vida serena,
pero vuelvo a la realidad y veo sin reparo
que la marea gris de la cruel rutina
se apodera aunque no quiera de mi rumbo y de mis pasos.
La esperanza de un día diferente, un día distinto
se tonra en la panacea que impulsa mi existir,
aún cuando parezca hundirme más y más en la sima
de una vida con esquinas marcadas, con pisadas conocidas
con señales que ni veo por ser ya conocidas,
con primicias y postrimerías por demás repetidas.
Solo sé que "mucho" es "poco" y "jamás" no es conocido,
que "a veces" se torna en "siempre", que "no quiero" es "quiero más",
quien ha mentido no es sincero cuando dice la verdad,
quien lastima a sus hermanos no lo hace "sin querer",
el que olvida lo importante piensa y vive lo trivial,
que para el dolor el alma no hay remedio ni poción.
Siento una luz cegadora que me impide continuar
con esta sensación extraña que no termino de expresar
que me llena, que me calma, que sociega mi andar,
que arrebata mis sentidos, no puedo ver ni escuchar,
y por más que yo lo intento de nada me puedo sujetar,
que me lleva, que me llama y me hace hacia ella andar,
creo saber lo que pasa, lo acabo de descifrar
por suerte todo era un mal sueño... por suerte voy a despertar. |