Esto es curioso. Hace muy poco tú escribías líneas para mi, y era yo quien dudaba. No sé que sientes por mí, no sé que siento por ti. Sé muy poco en verdad. Sé que dudo, sé que siento cosas. En estos momentos miro y toco lo que hiciste real en tus palabras. La escena se sintió tan cerca que tuve miedo. Miedo quizá de verme envuelta en una situación así y luego sentir el vacío. Pero es que así fue el trato. Los sentimientos a un lado y el goce momentáneo para el espíritu. Te veo ahora y no concibo la idea de lo que provocas en mi mente. Quizá la ilusión que creamos logra este efecto, confundir realidad y fantasía.
No amo tu realidad, no sé si conozco lo que en ti no es fantasía. Sólo sé que en sueños viajamos muy rápido, armando y creado lo hasta entonces más consistente. Hoy toda la ciudad cae sobre mí sin haberme dejado antes habitar ninguna de sus piezas.
Queda un sabor a poco. Ha momentos siento que todo el sueño ha sido pinchado y que ya hay que poner los pies sobre tierra. Pero en otros instantes me vuelvo soñadora, y me niego a finalizar lo aún no comenzado, aunque vaya contra todo rastro de racionalidad que aún quedaba en mí.
Me gustaría decirte frases bellas y cargadas del sentimiento preciso, pero no puedo ni crearlas. Simplemente dejémoslo en un suspenso, en lo que ocurra nada más, que fantasía o realidad, puede ser simplemente lo justo.

Carol
19 de julio de 2006
03:41 AM