Entonces se la quitamos de encima al Toti y en lo que él se recuperaba terminamos de encuerarla. Al primer madrazo se aflojo todita, así que no nos costo trabajo, otras veces no dejan de patalear y eso como que te enchila más pero esta nomás como que quería gritar pero no le salía la voz. Si señor todo esto pasó en el interior del carro. Mientras el Toti se recuperaba no dejaba de vociferar no se que madres. El Sami se desabrochó el pantalón y se lo bajó junto con el calzón para luego violarla. Cuando acabó él gritó: ‘el que sigue cabrones’. Al llegar yo con ella ya estaba casi desmayada por las madrizas que le había puesto el Toti primero y luego el Sami, ya casi ni se movía. Yo me bajé el pantalón y la violé pero terminé rápido porque me miraba como con los ojos perdidos y la verda eso me saca de onda, entonces el Toti se paro con los pantalones llenos de sangre y la jaló de las greñas y de las manos para bajarla del carro. Le gritaba: ‘bájate cabrona’ y le empezó a poner otros chingadazos porque creía que se estaba haciendo pendeja, en la cara con el puño cerrado. Como ella se desmayó, la aventó al suelo, no íbamos ni a 40 así que cayo como a unos cinco metros del carro, yo hice un bulto con su ropa y se la avente para que no se tuviera que ir encuerada, luego los tiras son bien canallas, digo sin ofender a los presentes. Menos los calzones porque esos siempre se los quedaba el Toti. No señor, le juro que no sabíamos. De haberlo sabido ni nos paramos por aí, nosotros no discriminamos nomás conque ya estén listitas pues, a veces como ese día que dice uste, nos toca que sea bonita. La verdad es que no lo planeamos, ya no. Antes si, ahora nos ponemos a chelear y pistear desde la tarde y ya cuando se hace noche nos ponemos a circular en el carro y cuando vemos una muchacha bajamos la velocidad como si fuera una parada bajamos dos por atrás, la apañamos de los brazos y de las greñas y la trepamos por adelante, no, no señor no es que uno se dedique a esto pero pos uno aprende. Esa vez el samy andaba con que tenia que buscar a su primo que trabaja de jardinero por allá, porque le debe una lana y le quería cobrar. La muchacha estaba en la esquina y yo creo que esperando a alguien porque como que hablaba por el celular, el carro se paro con la puerta delantera en mero enfrente de ella, el samy y yo no bajamos por atrás como si nada y caminamos hacia atrás de ella, si nos miro como de reojo pero ni se las olió, no me acuerdo si le di un chingadazo en las costillas porque a veces lo hago, cuando me acuerdo, para que se le salga el aire y no griten, todavía me regrese por el célular que se le cayo y me subí al vuelo cuando el carro ya aceleraba, no después ya ni nos acordamos del primo. La morra traía más de doscientos varos y la tarjeta, esa que me encontraron, nomás porque se me olvido que me la eche a la bolsa, con esos doscientos nos compramos las rayas allí donde don pascual el tío del chemo. A la morra la llevaba el Toti tirada en la parte de atrás boca abajo y con el pie en la cara por si quería gritar, ya cuando estábamos bien, nos fuimos despacito por el centro y el Toti la hizo que se hincara, le gustaba que pasáramos frente a la chota como si nada y él con la chava en las rodillas, a veces hasta le ganaba la risa. Esta no, pero otras hasta cooperaban para que no les pegara, pero de nada les valía porque al Toti le gustaba pegarles y les decía ‘dime que te gusta‘ y cosas desas , en cambio esta se le quedaba mirando y eso a él, como a todos ¿no?, le encabrona un chingo y la jalaba de los pelos y la acercaba y ella terca que no abría la boca y yo creo que eso a Toti lo calentaba más porque ya de plano se bajo los pantalones y los calzones. Yo iba adelante y no oía bien pero en esa andaban cuando oí su grito, todavía me retumba en los oídos porque no es lo mismo cuando grita una vieja, como que ya lo estas esperando, ya sabes a que se oye, en cambio el Toti grito como si fuera un animal. Yo nunca he oído un oso o un lobo herido pero me imagino que igualito han de gritar, sobre todo cuando por más que le pegaba con los puños cerrados en plena cabezota nomás no lo soltaba parecía como si se hubiera trabado como la damón el bullterry del papá de la Tere y lo peor es que como el Toti se había bajado los pantalones no la podía patear, tuvimos que llegar el Samy y yo. Lo demás pus ya se lo conté, verdad de dios y si no que lo diga el Toti cuando lo encuentren ha de andar por aí , no va ser difícil que lo reconozcan. No señor si yo mismo vi como la muchacha escupía el pedazo y no dejaba de mirarlo como si fuera la damon, la perra de la Tere.

© Francisco Valencia