Es completamente obvio que la ciencia no surgió, ni podía 					surgir, directamente de la magia o de la religión (…) En la 					medida en que un oficio, como el arte de curar o la astronomía, 				fue unido a la religión, se hizo estéril 	respecto a su valor  				científico. 
 
Gordon Childe.  
 
	Insuficiente se puede pensar del mundo sin integrar ideas científicas en la sabiduría personal, pero ¿cuántas o cuáles? Existe un canon literario, ese catálogo de libros imprescindibles para una persona culta porque sus autores han sido declarados grandes por la tradición. ¿Podemos hablar también de un canon científico? La pregunta es pertinente en esta época compleja en la que es cada vez más difícil, pero también más necesario, saltar por encima de las tapias que encierran a las especialidades para mirar al mundo en su totalidad o viceversa que usan la especialidad y dejan de lado el mundo, con un punto de rudeza, la barbarie del especialísimo. En el caso de la evolución del hombre es lo mismo, estamos tan habituados a las teorías, a los postulados, las investigaciones (Darwin, Crick, Coleman…); que muchas ocasiones olvidamos analizarlas, en lo individual y colectivo.  
 
	Esto claro esta que  nos da otra perspectiva, más aún, nos permiten salir adelante en nuestras ideas sobre la evolución, así como a reafirmar lo que conocemos en contra de lo que creemos en el ámbito de la ciencia, es verdad que las creencias nos llevan a buscar más, pero también nos pueden estancar sobretodo si son dogmáticas,  lo importante es no quedarse ahí sino indagar y tratar de ajustarlas a la realidad de la ciencia como es el caso de muchos pioneros en ciencia  o revolucionarios en la misma; ejemplos son muchos, pero por ahora me entusiasmo  con tres figuras importantes en la ciencia, antes mencionados, y que mejor que acudir a sus fuentes para comprobarlo:  
 
		La iglesia no prohíbe que la teoría de la evolución, que trata del 	origen del 	cuerpo humano como resultado de otras formas vivas 	preexistentes, sea 	investigada y discutida por los expertos, en la medida que 	lo permita el estado 	actual de las ciencias humanas y de la teología 	sagrada . 
 
	Fue sin duda  Carlos Darwin un gran científico, que incluso hoy en día su teoría es motivo de análisis, fundamento o reconvención con los nuevos progresos y descubrimientos, que ya nada tienen que ver con la contaminación de la iglesia. Otro tema de gran importancia es  el de la formación de organismos y su auto producción; que permite mas avances hoy en día así como investigar, simular climas y compararlos con otros  semejantes al original: 
 
		El torrente de energía que emana de la estrella –la luz solar en nuestro 	caso—e incide sobre la superficie del planeta, podría haber causado la 	síntesis de 	numerosos compuestos orgánicos pequeños que convertirían  los 	océanos   en 	ligero caldo caliente… no tenemos pruebas irrefutables de 	que otras estrellas 	tengan planetas, si bien parece probable que así sea. Si 	existen planetas, por lo 	menos unos cuantos han de tener un ambiente 		favorable para la 	producción de buen caldo: una mezcla de compuestos 	orgánicos simples con 	agua. Es el paso siguiente, el que por ahora nos es 	tan misterioso: la formación, a 	partir de ese caldo, de un primitivo sistema 	químico capaz de auto 	reproducirse . 
 
	Motivo por el cual es mejor juntar las ciencias, tratar de verlas como una misma, la ciencia es mejor si se sigue complementando una con otra y no verla dislocada, para poder saltar las dificultades que presenten en conjunto, podemos apreciar como se complementa la teoría evolutiva, solo que en esta ocasión a través de un caldo de cultivo que bajo ciertas condiciones se formo, pero termino evolucionado y Coleman  lo reafirma:  
 
		… la historia de las ciencias – astronomía, física, y sus métodos 	matemáticos asociados, química, geología, biología y diversos aspectos de 	la 	medicina y el estudio del hombre – muestra, a la vez, gran interés, con 	una 	complejidad excepcional, y opone a la investigación e interpretación 	dificultades numerosas . 
 
	Entonces la postura de que la ciencia actúa tanto sobre las ideas como sobre las cosas, nos sugiere una suposición: el canon sería el conjunto de concepciones, teorías o procedimientos científicos que nos sirven para: entender el mundo y valorar las consecuencias de la práctica. Así en la práctica descubrimos que  el mundo es un complejísimo proceso, un enorme conglomerado de evoluciones adaptativas, a las que todo está sometido desde el universo en su totalidad hasta cada persona, pasando por las galaxias, las estrellas y los planetas, las especies biológicas o la cultura humana.  De esta manera surgieron las especialidades y se complementaron una a otra: 
 
	 	En algún momento… quienes se interesaban en los fenómenos de la 	vida 	empezaron a aislar a examinar los problemas especiales para 	tomarlos en 	consideración y, concientemente o de alguna otra manera, 	idear o articular 	técnicas y puntos de vista especiales para llevar a cabo su 	examen. Este proceso 	avanzo velozmente sin disminuir, durante el siglo XIX. 	Su efecto último fue el de 	crear una organización de hombres que eran 	biólogos identificables y cuyo tema, 	que abarcaba la multitud de 	especialidades, era la biología .  
 
	Este punto es el que nos permite la utilidad de la ciencia,  para aproximarnos a las cosas del mundo y saber cómo cambian, mirándolas desde puntos diversos del arco que va de la objetividad pura y simple de los experimentos a la compleja calidad de laboratorio y unión  de descubrimientos;  hasta sinuosa subjetividad de nuestros sentidos, porque los humanos no podemos renunciar a hacernos preguntas sobre todo de  lo que vemos y sentimos. 
 
	Como en el origen del universo, en donde la cosmología del Big Bang y la idea de cosmos histórico y evolutivo, incluyendo la manera en que nacieron las estrellas, las galaxias, el Sistema Solar y la Tierra; el origen de la vida en este planeta, con la idea de evolución prebiótica y la necesidad de entender cómo surgieron el metabolismo y la replicación, o cómo funcionan la evolución de las especies, la herencia biológica o el genoma; el origen del hombre y la evolución del cerebro hasta la inteligencia humana; aunque existen quienes le apuestan un poco más a una ciencia para demostrar el origen como a  la química: 
 
		En el fondo, el problema del origen de la vida es un problema de 	química 	orgánica, es decir, la química de los compuestos del carbono; pero 	de la 	química orgánica en un inusitado marco de referencia…Al principio 	debió de 	haber habido moléculas que evolucionaron para formar el primer 	sistema 	vivo… Sin excepción alguna, todos los seres que viven en la Tierra 	son producto de 	la química orgánica, y los compuestos orgánicos no suelen 	permanecer 	estables por largo tiempo  dentro de los límites de las 	temperaturas que 	prevalecen en la superficie terrestre . 
 
	Otros más apuestan a la evolución por adaptación, término que viene siendo contemplado en la teoría celular y la evolución (cambios que sufrió el cultivo primario, por los distintos factores climáticos y biológicos) del famoso caldo primitivo:  
 
		… las especies, en un periodo dado, no son indefinidamente variables 	ni 	están entrelazadas  por una multitud de gradaciones intermedias, en 	parte 	debido a que el proceso de selección natural es siempre lentísimo y 	en un 	tiempo dado obra sólo sobre una pocas formas, y en parte porque el 	mismo 	proceso implica la continua suplantación y extinción de gradaciones 	anteriores 	intermedias. Especies muy afines, que viven hoy en un territorio 	continuo, 	muchas veces hubieron de formarse cuando éste no era continuo 	y cuando 	las condiciones de vida no variaban de una parte a otra por 	gradaciones 	insensibles…  
 
	Pero el conjunto de ambas posturas, abre el camino y demuestra una vez más que las ciencias, son más precisas si se complementan, dejando de lado postulados y dogmas sobre todo religiosos:  
 
		En un siglo de ciencia, el éxito del darwinismo escasamente podía 	dejar de atraer la atención. Como comúnmente se creía que la ciencia 	ofrecía 	certeza consumada para el entendido, probablemente fue 	inevitable que el 	darwinismo fuera superado para llegar a conclusiones 	morales, sociales, 	políticas, y de todos los demás tipos no biológicos . 
 
	Amanera de conclusión podemos decir que la biología evolucionista no ha podido desprenderse de la pesada herencia de Darwin: su teoría de la selección natural. Los científicos que se enamoran de ciertas teorías -propias o ajenas- suelen tomar como una ofensa personal el que alguien exprese una opinión contraria o simplemente diferente a lo que ellos consideran la verdad última. Sin embargo afirma que todos los descubrimientos importantes realizados en la biología evolucionista (por ejemplo los experimentos de Mendel sobre la herencia y el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN) sólo han servido para apuntalar la teoría de la selección natural, propuesta por Darwin en El Origen de las Especies. Reconozcamos pues que aún quedan algunos misterios biológicos bastante importantes por resolver pero según él todos pueden solucionarse con total seguridad dentro del marco conceptual del modelo metódico de la ciencia.  
 
	Ahora bien si la ciencia busca que sus verdades sean  tentativas, puesto que hace mucho tiempo quedaron descartadas las verdades absolutas, aproximaciones basadas en la experimentación y que deben ser refinadas, modificadas, o descartadas una vez que aparezca nueva información. 
 
	Tendrá que reconocerse  que la naturaleza se rige por leyes que pueden ser comprendidas racionalmente por el ser humano. Pero que también pueden ser modificadas naturalmente y abrir nuevos caminos, además de los que el mismo hombre va creando. Podemos dar por hacho en la ciencia que: tanto el ser humano, como el resto de los animales, han evolucionado y  adquirido una inteligencia más amplia, a través del tiempo.  
 
	Por ello, el ser humano, ha emprendido durante los últimos miles de años, este viaje, en los campos del intelecto. En búsqueda de las causas, y leyes que gobiernan la naturaleza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Bibliografía: 
COLEMAN, William, La biología en el siglo XIX problemas de forma, función y transformación, [Tr. Georgina Guerrero] México, F.C.E., c20002, 306 pp. (Breviarios, núm. 350) 
CHARLES, Darwin, El origen de las especies, UNAM, México, 1997. 
CRICK, Francis, La vida misma su origen y naturaleza, [Tr. José Ramón Pérez y Pedro Torres Aguilar] México, F.C.E., c 1996, 244pp. (Colección Popular, núm. 277) 
 
GORDON, Childe, Los orígenes de la civilización, [Tr. Eli de Gortari] México, F.C.E., c2004, 33pp. (Breviarios, núm. 92) 
 
 
 
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