Una carta más al rincón de las palabras sin propósito ni respuesta,
una idea mas que sin querer me das, y que, aun que no la quiera, la tengo.

Aun que estés segura de que estoy muerto, irremediablemente me respiraras mientras estés sentada, sola, en la banca de las ilusiones; acariciare tu rostro con la brisa nostálgica de mis sueños, y rozaré tus senos nerviosos en un impulso escalofriante de tu espina.

Algo me dice que tu tampoco estas tan muerta. Mientras camine por casos, casinos y calles que me obligan a volver la cara; mientras cierre los ojos para ver los tuyos, y los abra para buscarte en mi techo vacío; mientras no pueda resistir el impulso de gritarte puta y luego cobardemente disculparme, y escuche mis discos viejos buscando la puerta de salida del pasillo izquierdo; no estarás muerta.

La muerte… seria la solución
pero la vida es la salida, y el olvido la respuesta.

Así que no mas insultos ni insinuaciones, no mas plegarias ni peticiones, no mas tu, ti ni tuyo. Pero lo repito.






Jaime Carcaño Hernández