El instante que cambio mi vida

-Si todavía recuerdo la primera que la vi… como si hubiera sido ayer-
Un martes soleado como cualquier otro de primavera pero este martes tendría algo especial y vaya si seria especial.



Ocurrió mediados del 2005. Yo tenía 16 años, era alumno de la prepa 2 en la Universidad Nacional y era columnista de una publicación de tintes clandestinos en Internet. Tenia además una hermana de 14 años con la que no me llevaba nada bien, un perro que había escapado de casa y una colección bastante variada de libros. Y más amigos de los que podía ver en la semana. Pero eso no es lo importante. Lo importante es lo que paso después. Por que a partir de ese momento en el que la vi por primera vez en aquella concurrida entrada de la prepa, todo en mi vida cambio.

Si ya ha pasado más de un año. Pero yo podría decirles con exactitud a que olía el ambiente lo que ella traía puesto y una infinidad de detalles más.

Más de un año. Y el momento sigue detenido en mi cabeza como si hubiera sido ayer.

Por que todos tenemos momentos como ese. Todos hemos pensado en algún instante de nuestras vidas que la felicidad no puede ser mayor de la que sentimos en ese momento, y procuramos atesorar en la memoria cada detalle que lo dibuja, para poder evocarlo después y sentir, aunque sea de un modo figurado, toda la alegría del instante original. Así, no es difícil ver personas riendo de la nada mientras viajan en autobús o caminan por la calle; seguramente estarán recordando aquel primer beso o aquel gol que marcaron para dar el triunfo a sus equipos. En mi caso, si me ven sonreír a solas, se tratara, sin lugar a dudas de aquel momento en la entrada de la prepa.
Todo había sido bastante normal ese día. Me había levantado a las 9:00 AM, había hecho la tarea y a las 2:00 estaría en la escuela. Todo normal. Me encontraba en un día más de rutina caminando desde la parada de Tezontle a la prepa. Todo normal. Encontrar a Paola en la entrada los martes era también parte de mi rutina así como platicar 15 minutos con ella antes de que respectivamente ella tuviera que irse a su casa y yo a una clase. Todo normal. Pero entonces cuando la rutina parecía seguir su curso… Paso algo que no ha dejado de repetirse en mi mente. No se que fue realmente lo que me flecho en ese preciso instante. Fue acaso ese rostro angelical? La forma en que despreocupadamente sostenía su mochila con ambos brazos? O esos ojos que no dejo de pensar son los mas hermosos que he visto? Como dejar de extenderme en la descripción de los pequeños pero duraderos detalles que capte en ese preciso momento? El primero de ellos una playera dorada de los pumas, unos jeans azul celeste y la expresión en su rostro de alguien que parecía tener la mente en asuntos mas importantes que lo que sucedía a su alrededor. Mi atención la tenia completamente centrada en ella, esperando me volteara a ver, mi platica con Paola se había reducido a poco mas que asentir con la cabeza y después de un tiempo que parecieron años para mi lo conseguí una pequeña mirada, discreta y demasiado furtiva para considerar que realmente me estuviera viendo a mi pero entonces fue cuando mi insistencia en no quitarle los ojos de encima dio frutos una segunda mirada donde no me quedo duda de que me estaba viendo a mi. Solo para estar seguro rápidamente voltee detrás de mí para asegurarme que no hubiera nadie detrás, solo la usual multitud que se agolpaba en la entrada de la prepa a esa hora. Me despedí de Paola. Y hubiera podido quedarme observándola todo el día pero un inoportuno examen de Geografía me lo impedía. Mi mente se lleno de preguntas que nunca creí que tuvieran respuesta. La que más me angustiaba era ¿Cómo se llama? Pero pronto tendría respuesta a esas preguntas aunque…
No de la mejor manera.