La Noche del Nahual
Se dice que cada persona, al momento de nacer, tiene ya un espíritu de animal, que se encarga de protegerlo y guiarlo. Estos espíritus, llamados nahuales se manifiestan únicamente como una imagen que aconseja en sueños y que toma la forma del animal que nos tomó como protegidos.
Se cree que los brujos y chamanes pueden crear un vínculo muy cercano con sus nahuales e incluso los más preparados pueden adquirir la forma de sus nahuales, pero casi siempre lo hacen con propósitos malignos. En esta historia que voy a contar tengo la certeza de que un nahual fue el protagonista principal.
En Junio de 1973, acababa de finalizar mis estudios de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Chapingo, y entre mis planes inmediatos estaba desarrollar un tema de tesis enfocado al estudio de un cromosoma situado en el hongo comestible Pleurotus ostreatus. Consultando en algunos libros supe que el pueblo más cercano donde tenían este hongo era en una comunidad llamada "Las Estacas" en el estado norteño de Sonora, México.
Le comenté a mis padres la decisión de viajar un par de semanas a dicho poblado y poder recabar la información y muestras necesarias que me ayudaran al desarrollo de mí tesis.
Mi padre recordó que en ese pueblito tenía un primo lejano el cual estaba seguro me hospedaría con total gusto y confianza. Hizo una llamada telefónica, después saco un papel y escribió unas cuantas líneas con una dirección al final y unos saludos afectuosos.
Al otro día muy temprano, preparé una maleta con lo más indispensable, una pequeña grabadora, un par de libros y emprendí el viaje.
Durante el camino aprovechaba para disfrutar de toda la belleza natural disponible a mí alrededor, se veía un paisaje imponente y hermoso, el campo totalmente alfombrado de verde adornado con girasoles y una gran variedad de flores multicolores que contrastaban con el azul intenso de la bóveda celeste.
Después de un largo vía crucis, con mí maleta cargada al hombro pude por fin ver a lo lejos como surgía del horizonte el anhelado pueblito de "Las Estacas".
Estaba oscureciendo al llegar y cuando encontré la casa respire aliviado, di tres fuertes toquidos al portón con una pesada argolla que salía de la nariz de un toro esculpido en bronce, unos instantes después la puerta se abrió lentamente y apareció ante mí una mujer de aspecto recio y con el pelo encanecido, sus ojos tenían una mirada fija pero en sus pupilas de percibía un temblorcito que delataba temor, se cubría con un rebozo negro y sus manos las guardaba debajo de el.
-Soy el hijo de Cipriano -Le dije.
A lo que la mujer inmediatamente dijo:
-Pasa muchacho, te esperábamos, sígueme te voy a guiar a la recamara que preparamos para ti y dejes tus cosas.
En el camino le pregunte por el tío, ella dijo que llegaría tarde ya que andaban limpiando la bodega donde almacenarían el maíz producto de la cosecha del año.
La casa era bastante grande, tenía un aire a las casas coloniales, sus paredes eran de cantera rosa con esmerados adornos y figuras talladas por algún excepcional artesano.
Las habitaciones estaban dispuestas una enseguida de otra y juntas formaban una gran figura cuadrada y en el centro había una hermosa fuente cuyo sonido del chorro de agua invitaba al relajamiento y a la meditación.
Al fondo, junto a la última habitación estaba un árbol gigante y a su pie corría un riachuelo que atravesaba la orilla de la casona.
Yo realmente estaba cansado por el viaje, decidí ir a dormir y dejar toda actividad para el día siguiente.
Como es mi costumbre, saque uno de mis libros y comencé a leer, en un instante sentí como mis párpados se iban haciendo cada vez más pesados, hasta que ya no pude más y cuando estaba a punto de quedar profundamente dormido, oí un grito fuerte de mujer, parecía venir de la habitación de enfrente, me pare como impulsado por un resorte y lo primero que llego a mí mente es que quizás se había metido alguien a la casa y había atacado a mí tía, tome lo primero que vi que me pudiera servir de arma y salí corriendo con precaución, pero no vi nada, me asome por la ventana del cuarto y solo vi oscuridad.
Al otro día le pregunte a mí tía sobre lo ocurrido, al instante dos gruesas lagrimas corrieron por sus mejillas, trate de tranquilizarla y le pedí me contara lo que estaba ocurriendo.
Me dijo que en ese cuarto de enfrente, duerme su única hija Azalea, que por designios de Dios había nacido con retraso mental y ellos para evitar burlas y comentarios malsanos de la gente decidieron mantenerla encerrada en esa habitación, me pareció terrible que en este siglo aun existan personas que por su ignorancia sean capaces de privar de su libertad a otro ser humano.
Le pregunte si podía verla, y con la cabeza me dijo que si. Cuando entre en el cuarto sentí un poco de miedo, pero pensé que una jovencita de dieciocho años era imposible me pudiera hacer daño.
Ella estaba de espalda, vestía una túnica blanca y cuando por fin pude ver su rostro, me di cuenta de que su mirada estaba perdida, miraba hacia la nada, sus movimientos eran repetitivos. De su boca escurría una pequeña baba que ponía en evidencia su retraso mental. Más sin embargo su belleza era impresionante, su largo cabello negro azabache y rizado hacia un contraste endemoniado con sus verdes ojos claros y su nariz afilada delineada perfectamente junto con sus grandes labios rojos seguro harían estremecer al más flemático de los hombres. Pero algo me llamo la atención en su vestimenta, era una mancha roja cerca de su vientre, imagine que eran manchas debido a su periodo de menstruación.
Pasaron los días y todo volvió a la normalidad, yo inicie mi trabajo de investigación, comencé algunas amistades con los aldeanos, a veces llevaba provisiones de una tienda de abarrotes que estaba situada en la esquina de la calle, esta tienda era atendida por un hombre muy extraño, con la mirada turbia e inquietante, su piel estaba tostada por el sol, era flaco pero muy fuerte, usaba un sombrero sucio y cuando hablaba dirigía su mirada hacia otro lado, su dialecto era in entendible, más bien parecía que gruñía en vez de hablar, procuraba ir lo menos posible con el.
Una tarde estando yo en un sillón meditabundo al mismo tiempo que fumaba un cigarrillo escuche un graznido chillante de un ave, voltee hacia el árbol y vi que estaba parado en una rama un pájaro negro de gran tamaño, se miraba más grande de lo normal y al ver que sus extraños ojos amarillos me estaban mirando sentí una rara inquietud e incomodidad. Al oscurecer el pájaro seguía ahí, yo ante mí poca paciencia mejor me fui a mí recamara a dormir. Precisamente esa noche como a las tres de la mañana volví a oír los gritos lastimeros de la mujer, eran gritos de dolor y sufrimiento que hacían que se me enchinara la piel.
El miedo hizo que no saliera de la habitación esa noche y muchas otras noches más, mi tía oraba continuamente pues decía que el demonio se había apoderado de la muchacha, los síntomas que mostraba eran típicos de una posesión demoníaca, al menos eso me dijo el sacerdote que iba constantemente a la casa a hacer oraciones y rituales de exorcismos para expulsar al espíritu demoníaco que se había apoderado de Azalea.
Un día me arme de valor y me dispuse a enfrentar lo que fuera, me senté detrás de una ventana con cortina y decidido a mantenerme en vela toda la noche y ver que era lo que estaba ocurriendo.
Todo parecía normal hasta como a las siete de la tarde llego el misterioso pájaro negro, trate de no moverme para que no me viera, así pasaron dos horas hasta que se oscureció totalmente, eran con las tres de la madrugada y todo seguía tranquilo y silencioso. De pronto oí un fuerte aleteo y vi que el pájaro negro se paro junto a la fuente, volteaba cautelosamente a los lados, yo apenas contenía mí agitada respiración para evitar ser visto. Lo que paso, juro por mí santa madre ha sido lo más fantástico e increíble que mis ojos han visto en este mundo, el maldito pájaro empezó a hincharse y a crecer de tamaño hasta alcanzar la estatura de un ser humano, cuando pensé que iba a explotar, comenzó a sufrir una metamorfosis tomando la forma de un ser humano, pero era solo la silueta, como una sombra tridimensional con movimientos ligeros y ágiles. ¿Qué chingaos esta ocurriendo? -dije, ¿Acaso me estoy volviendo loco?
El ente se dirigió a la habitación de la muchacha, se introdujo al cuarto e instantes después comenzaron los gritos. Yo con el miedo que tenía me temblaban las quijadas, pensé en hacer algo, tome un crucifijo y una piedra y me dirigí a la habitación.
Cuando llegue vi la cara de terror de la muchacha luchando contra el energúmeno, ella gritaba y lloraba y el ser la golpeaba salvajemente, de pronto este noto mi presencia y vio que en mí mano traía el crucifijo, dio un salto descomunal por la ventana quebrando los vidrios, yo salí corriendo tras el y le lancé la piedra con todas mis fuerzas, pegándole en una pierna, al momento se detuvo y se encogió transformándose nuevamente en el pájaro negro y se fue volando graznando en la oscura noche. Será el maldito demonio -pensé, no lo puedo explicar de otra manera.
Al amanecer estaba yo decidido a largarme lo antes posible de ahí, fui a la tienda a comprar algunas cosas y vi que el señor de la tienda traía un vendaje en la pierna y algunas cortadas en los brazos, no me atreví a preguntarle que le había ocurrido, pero su mirada tenia un brillo siniestro y amenazador.
Atando cabos llegue a la conclusión de que el tipo de la tienda era el brujo que por las noches se transformaba en su nahual, -que era un pájaro negro- e ir a mancillar sin piedad a la joven retrasada. Mis tíos vendieron todo y se fueron del pueblo quien sabe a donde y yo desde entonces he desviado mis estudios hacia el Chamanismo para tratar de entender esa "Realidad Aparte" que vive con nosotros y que Carlos Castaneda aborda brillantemente en sus libros, y que algún día me de la respuesta a este hecho sobrenatural que viví.
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