Un añito desde que te conocí. Y hoy vuelves a mí.

Sin previo aviso. Ocultándote entre la oscuridad de la noche, me desvelas.

Yo sin saber porqué.

Duermes a mi lado.

Recibo el primer mensaje: Indirectas. Mi corazón da un vuelco. ¿¡Estas aquí!?

Aparezco a tu lado, sin dejar pasar un solo segundo más. Como hace 363 días. Practicamente igual.

Me esperas sentado en un banco. Con los brazos cruzados. Gafas de sol. Siento que te ocultan.

Me cuesta continuar contando lo sucedido. Pero te lo debo. Es lo menos que puedo hacer.

Mi boca desvela ese "secreto" que aún no fue contado.

Pánico. ¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho?

Lo siento...

Silencios perpétuos solo aplacados por el motor del coche. Los acelerones, las paradas bruscas, el cambio de marchas. Y esa constante pregunta en tus labios que me martillea.

Haz que el miedo aparezca de nuevo. Expulsa todo lo que sientes, con frialdad, sin venirte abajo y déjame allí de nuevo sola, perdida, hundida... Lo merezco.

Haz que vuelva a caer. Que vuelva a sentir miedo cuando me digas adiós. Que vuelva a buscarte si no estás.

¡Vete! Vete, vete, vete...

Antes de que todo se derrumbe, vete.

No mires atrás.