Hacer de las cosas simples y quizás insignificantes algo notable y divertido. Inventarles una historia o más que eso un significado, más personal que colectivo. Dotarlas de un pedazo de mi o hacerlas una extensión de mi propia historia.
Es un vicio ya ir por las calles en busca de significados, en las hojas secas que arrastra el viento, en las caras y las actitudes, en los colores y las formas.
Y es que estoy segura que hay algo más que no logro entender, se me sigue escapando. Pues, ¿de dónde viene esa necesidad de buscar significados aún abajo de las piedras?
Hoy más que nunca se apodera de mi pluma el ansia de hablar, de una manera que no lo sentí antes.
Ansia de desgarrar las hojas del papel en el que escribo, de descargar lo que atormenta mi alma, estoy dando vueltas en el remolino de estas aguas.
Ansia de apurar el vaso, de aspirar el humo, de tragar todo el aire, de gritar, de desentonar mis cantos con la fuerza de mi garganta.
Déjame llorar, y no porque tenga una cruda suerte. Déjame aspirar la libertad pues hoy siento mi alma aprisionada de ansiedad irracional.
Soltar mi ser y dejar que vuele a toda velocidad hasta que se agote, hasta que no quede tinta ni papeles sin letras, hasta que no tenga historias que contar, hasta que tenga todos los significados, tal vez hasta que no quede nadie alrededor, pues a casi todos ya he alejado.
Hoy mas que nunca el mundo no me basta, las lágrimas no me invaden y la tranquilidad se me pierde en el caos.
No se que me ocurre esta noche, pero por piedad, debes salir de mi cabeza. Me invade la ira, después la tristeza, te lo pido ansiedad debes salir de mi cabeza.
Se muy bien, espejismo, que no eres real, que no existes como yo te imagino, como yo te quisiera.
Por eso suplico, si no has de traerme la calma, no me des más ansiedad.
Si no has de desaparecer de mis recuerdos, déjalos estar en paz no los revivas.
Si no es tu papel rehacer esta alma maltrecha, si no están en tu voz notas diferentes a mi tristeza, vuelve ahora atrás, y no me dejes verte cerca. |