Qué importa si nadie me entiende, ya que dentro de mí hay cucarachas, pensamientos que palpitan, imágenes que derrumban paredes celestiales y aire, mucho aire que circula por los agujeros del alma...
¿Tiene piel, poros, el alma?
Qué importa saber todo, mejor saber lo importante, que nacimos para la felicidad
¿Ser feliz?
¿Con quién?
Preguntas, preguntas, que llueven como gotas del cielo y apagan la mecha de toda pasión celestial. Hay un grito que nunca se acaba y que fluye desde que hemos salido del útero materno; es el grito de toda la humanidad que pide una sola cosa: la felicidad, la paz, el sosiego... ¡Qué más se puede querer! Acaso no hay luna, estrellas, placeres carnales, celestiales, platónicos, hay todo, pero, tal como las rosas están en los rosales, de la misma manera cada ser busca su lugar, su hogar en donde pueda florecer, germinar, sentir el destino en cada paso que da por la vida. Hubo un niño de cinco años que poco antes de morir en los brazos de sus padres, dijo:
¿Por qué lloran?
La inocencia que hemos sepultado por el barro de formatos de vida nos ha hecho buscadores ciegos, seres que van tras sus sentidos, olvidándose de aquello que nuestra inmortalidad anhela, saber, sentir la eternidad como sea y donde sea... Nos quedamos frente al mar; alzamos nuestros ojos y vemos el firmamento, y hay algo dentro nuestro, susurrándonos que somos más profundos y más grandes…
Mis padres hace mucho me dijeron que no debiera confiar en nadie. No les hice caso, por ello, en el mundo, no soy nada ni tengo nada de valor... Me vi tal como un vago. Un ser que pasa frente a su hermano, vecino y sonríe, pues ve una estrella inmortal en los ojos de cada ser humano.
Es hermoso ser feliz en esta vida. Basta tan solo encontrar tu refugio, o que te encuentres a ti mismo, nada mas... Aquel sentimiento ha encendido la chispa de la felicidad, y con ello, uno tiene algo que brilla mas que una estrella, pues su brillo aclara toda confusión, su calor y vibración llena todo vacío de dicha y contento. Es bueno encontrar a la persona adecuada en el lugar adecuado, tal como a mí, que como muchos, sentía a la vida como una esponja de dolores, confusiones, y mas... Hasta que llegó mi clamor, y de su brillo nació un sentimiento que aún después de tantos años ilumina mi ser interior.
Que importa si nadie te quiere, importa que te quieras tu, que te veas al espejo y sonrías de alegría por sentir la vida, y que sabes el por qué, porque para eso es todo esto... Dentro de uno hay silencio, un silencio profundo y amoroso. Hay ríos que fluyen como lluvia dorada que van y van hacia el mar de la alegría. Hay bondad en el mundo porque cada ser humano tiene bondad dentro de sí mismo. Uno puede creer que todo es terrible, pero también puede abrir los ojos y ver que la noche no es negra, sino que es profunda, misteriosa como el sueño de un niño. Ve los campos de guerra, de hombres que luchan contra sus propios hermanos, como Caín y Abel, sin embargo hay fuego en sus almas, hay una claridad que le dice que todo está bien, que hay dolor y dentro de ello, hay algo que derrite toda amargura e ilumina nuestra paz cuando vemos los cuerpos destrozados y dejamos de entender, soltando todo el dolor, tristeza, y dejando una sola cosa, pequeña, pero que llena todo corazón de bondad... Puede que no creas esto que escribo, pero sabes que estás vivo, que lees, respiras y buscas algo más cada día, aunque no veas tu destino. Y, la verdad, no somos los únicos que vivimos así. Hay seres humanos que por montones de papel apuñalan sus almas, llenándose de un hueco que no se llena por nada, y que intentan llenar con todo lo que encuentras, hasta el último de sus alientos, rogando que más allá de todo se encuentre su hermano perdido, su Abel, su alma nuevamente...
Vivo en un lugar rodeado de mares de mediocridad, con gente que busca trabajo, dinero. Vivo junto a mis padres y hermanos, y todos buscan lo mismo, la felicidad, un poco al menos, un poco... Mientras que yo, sentado en esta silla, tan solo respiro profundo y presiento que mi hogar me llama, me busca tal cual el llamado de mi verdadera naturaleza... Soy hijo de la eternidad, y sólo de ella me nutro hasta que deje este traje de carne y sangre y valla hacia los brazos de luz, de la paz, y todo continúe igual, como un juego, tan solo un juego de amor entre el padre y su criatura que sueña con ser padre, con ser un creador...
San isidro, julio del 2006
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