LA HERENCIA
Cuando decaía el día y empezaba a menguar la claridad, arrastrando los pies, y tambaleándose entre la excesivas sombras oscuras, deteniéndose en cada esquina para beber un sorbo de licor, hasta no poderse sus cuerpos se disponían los amigos a ir a su guarida, la que se había convertido en su hogar desde el día en que la descubrieron tomaron la determinación de vivir allí, entre paredes destartaladas y feas, en una callejuela inmunda, hedionda a cada hora, apenas se alumbraban con luz del poste de la esquina de la cuadra, para ellos era un sitio ideal, para pasar las muchas noches. Al caer la noche ellos llegaban a ese lugar, la que desde ese momento sería su casa, bajo un esqueleto de un viejo camión destartalado , tienden sus cobijas harapientas sucias y desgastada, las que son amarradas en el día y desatadas en la noche.
Encienden una fogata para calentar sus cuerpos, y soportar las bajas temperaturas, donde el tiempo se torna hostil e inclemente en las horas de la madrugada. Había una hediondez putrefacta en el lugar , pero ellos ya estaban acostumbrado además con el olor alcohol y mugre que despedían sus cuerpos, no les preocupaba el ambiente , tantos años viviendo en esa condición que ni siquiera tenían noción del tiempo, pero era su realidad, la que habían construido juntos.
Recogían madera de la calle, para prender una fogata todas noches con fin de abrigarse con el fuego y como el alcohol acelera sus sentidos y sus ansias de hablar, con largas conversaciones que duraban hasta altas horas de la noche, tomando su caña de vino brindando a cada instante, creando su mundo, contando su propias historias una u otra vez de su pasado, hasta quedarse profundamente dormidos., despidiendo olor a mugre y alcohol, roncando fuertemente, finaliza el día para ellos.
Era su mundo para ellos, vestidos inverosilmente de harapos con zapatos rotos, de semblantes cansados, largas barbas y con los ojos enrojecidos. Cada noche era lo mismo, hasta que se despertaban sintiendo los candentes reflejos del sol centellado en los curtidos rostros, moldeados por la costumbre de vivir en la calle. Era su casa sin ventana, donde no tenían que golpear para entrar, al fin al cabo, era todo lo que poseían y por supuesto su amistad como amigos.
De su pasado había mucho, sólo recuerdos los que noche a noche lo relataban, se conocieron en la calle siempre deambulando de un lugar a otro, claro que tuvieron un pasado bueno el cuál no valoraron en el momento, la enfermedad los atacó y nunca mas pudieron salir del alcohol. Hoy convertidos en histriones sucios y desastrados que al mirarlos da pánico a los transeúntes, pero luchan por sobrevivir y de la manera que la calle les enseñó, sin contratos sin reglas a su manera, que les permite comer algo y satisfacer su necesidad . Siempre están haciendo algo, con mucha humildad ofrecen sus servicios de limpieza de autos y sólo solicitan una moneda, según la generosidad del clientes, acuden a los estacionamientos de las ferias al aire libre, constantemente menospreciados por la personas., son los indigentes de la ciudad, pero siempre están el búsqueda de tener con que comprarse una caña de vino! Y echarle algo a el estomago!!
Unas de tantas noches uno de los amigos se enfermó, se llamaba Riqui, en varias oportunidades había tenido crisis, pero esta vez fue mas violenta, nunca imaginaron que lo llevaría a la tumba.. Fausto y el Jote fieles amigos se dispusieron a cuidarlo, muy preocupados por su amigo, pidieron ayuda al boticario del barrio, quien le proporcionó unos analgésicos. Parecía que tenía tuberculosis, podría ser, ya pasaban largas temporadas, soportando el frío invierno que calaba los huesos, por las bajas temperaturas en el desierto, pero era la cirrosis desde muy joven bebía hasta convertirse en un alcohólico vagabundo .Temblaba todo su cuerpo, sus amigos le ponían mas mantas y atinozaban mas el fuego para darle calor.
Echándole más leña a la fogata, para que su amigo no sintiera frío, tres noches se develaron cuidándolo , pero cada día se veía más pálido y casi sin fuerzas apenas hablaba y se movía, era la suerte de los miserables.
replicaban los amigos:
- ¡Tiene bastante fiebre!, llevémonos a la posta?
- Allí no lo van atender, porque no tenemos credencial, ni papeles !!
- Y por que somos pordioseros, ¡Que patí perra vida es la llevamos!!!, no somos aceptado en ningún lugar, nuestro amigo está muriendo y no lo podemos ayudar.
Desesperación!! Impotencia de no poder hacer nada por su amigo, donde no había un rayito de luz ni de esperanza.
Riqui, se mueve un poco tosiendo fuertemente, botando bocarada de sangre, compungidos sus amigos le acerca una bacinica. Agotado de tanto toser, una leve mueca de tristeza y humildad se dibuja en su rostro y con poco de dificultad comienza a hablar algunas frases.
- ¡AY! Amigos estoy muy mal, creo que la cirrosis a llegado a su punto máximo, estoy a punto de estirar la pata!!, creo que poco a poco me voy despidiendo…..entrecortada su voz pero quería hablar…, hemos compartido toda una vida juntos, por este camino de la calle, sólo con el cielo estrellado y una lampara blanca que nos ilumina cada noche. Toce un buen poco sigue musitando palabras.. tantos años juntos, ven de esta… ya no me salvo, sólo tengo que esperar que me llegue la hora de mi partida de este mundo.
El viento silbaba bravamente, la temperatura era la mas baja del año, los sombras mas oscura de la noche, los perros aullaban fuertemente, era un día lúgubre. Pero ahí a su lado estaban sus amigos tratando de ayudarlo de manera que ellos sabían hacerlos, ahí estaban siempre con el, quizás era sus últimos momentos de vida, lo presentía, se iría feliz!! había conocido en sus pares la verdadera amistad. Y dijo:
- Quiero dejarles mis pertenencias…..es lo único que tengo , en el forro de mi chaqueta de cuero, tengo algo para Uds., que guarde por tanto tiempo, además mi jarro ó tacho, caldero, cartones firme y mis mantas. Quiero que eleven una plegaria por mí, Dios nunca nos ha desamparado….. les pido que busque una esperanza para sus vidas y no mueran en la calle., como yo que estoy a punto de hacerlo.
- Volvió a balbucear unas palabras recordando a la Hilda, al acordarse de ella, le brillaban los ojos, se sondeaba su corazón, volvió a sentirse envuelto de una extraña felicidad, sin embargo esta vez supo que ya no volvería a ver. La mujer que siempre llevó dentro de el: - siempre pensé en ella, como también mi corazón se sobresaltaba cuando la veía en la calle de lejos, con quien siempre soñé que un día me casaría con ella.
Una vez la ví y no me contuve….. fue en tiempo de Navidad, se escuchaban las canciones y a o lejos un viejo pascuero en un carro decía jojojojojoj y los niños se acercaban a saludarlo. Quizás el ambiente lo empujo a acercarme a ella con mucha valentía y le dije: “Hola Hilda” - ella le miró por un rato , claro no me reconoció!, todo sucio y feo , un pordiosero, pero ella tenía un gran corazón, aún recuerdo cuando estaba en secundaría una niña muy linda con todo el mundo conversaba.
- Le dije te acuerda de mi soy el Luis….ese era mi nombre. No me reconoció luego le dije estudiamos juntos la secundaria…. me recuerdas, Me miró y me dijo tu eres Luis García…..y se llenaron los ojos de lágrimas… tu! no puede ser…., que pasó?, me dio vergüenza.. y a la vez tristeza pero la tenía frente a mi… y dije: ya vez me atrapo el vicio y estoy condenado a no dejarlo. (Iba con su hijo un niño de 12 años), que insistía que le hiciera caso mostrándole un juguete. Se volvió y me dijo:
- nunca te saliste del vicio Luis? Con mucha discreción puso un billete en bolsillo de larga chaqueta de cuero y me dijo : Que pases una feliz Navidad! me bendijo y siguió su camino con su hijo. Creo que ese día no dormí, después tantos años que solo la miré de lejos y esta vez, me atreví a hablarla. Siempre muy hermosa, es lo mas bello que me ha pasado en la vida.
- En las escasas horas que le quedaban, sintió la tristeza más grande del mundo, pero era su fin, en unos segundos partiría y ya no soñaría mas.
- No alcanzó a decir más, la voz se cortó violentamente, como un sollozo dejándole la garganta llena de espasmos, Riqui se queda dormido emitiendo sonidos agónicos, simulando una paz sobrenatural en su semblante.
- Al llegar la aurora, el cielo de color azúl intenso, forzosamente caen los rayos del sol, Fausto lo remece al tocar el rostro de su amigo se da cuenta que está helado, lo mueve una y otra vez, hasta que lanza un grito de estupor ¡se murió el Rique! Se murió! Nuestro amigo se fue!!! , en medio de los gritos, lágrimas que saltaban de los ojos de ambos.
- Entre sollozos lloran a su amigo, con cabeza mirando hacia suelo, amargamente no se resigna a aceptar la partida de Riqui, quizás la soledad, el hecho de haberlo conocido y que ya no compartirían más con él, dejando un vacío inmenso. De pronto recuerdan la plegaria solicitada por Riqui. Una oración a Dios, rogando por su alma, ¡Oh Dios acuérdate de nuestro amigo de perdonalo y recibilo!!,
Desconsolados lloraban fuertemente, hasta que algunos curiosos salieron a la calle a mirar que estaba pasado, cautivados por lazos reales de una verdaderas amistad, entristecidos toman el cuerpo de su amigo. Acudiendo a una funeraria, dado que el forro de la chaqueta Rique había mucho dinero, con el cual le compraron el féretro, llevándolo al lugar próximo para darle una cristiana sepultura.
Después del entierro, deciden recoger sus pertenencias de aquel lugar y emprenden un nuevo camino a otro lugar, alejándose sigilosamente entre los escombros, hundiendo sus zapatos en el basural , perdidos en las penumbras del anochecer, llevándose la herencia que había dejado su gran y fiel amigo Riqui.
Fin
|