Cuando descubrí en la estantería de libros el nombre de Dominique Lapierre enseguida salió de mi mente el título ¿Arde París? una obra conmovedora en la que relata las últimas horas de la presencia alemana en París. Desde los esfuerzos Aliados por recuperarla hasta la acción de las distintas corrientes de la resistencia empeñadas en acelerar su reconquista. Todo con el telón de fondo de la orden de Hitler: la destrucción total.
Esta vez tenía en mis manos Más Grandes que el Amor, una obra en la que Lapierre ha logrado más que una historia, es un documento impresionante por verdadero. Constituye la historia del Sida desde sus comienzos, cuando los médicos se quebraban la cabeza con enfermedades raras y con síntomas de lo más extraño, hasta alcanzar los avances de nuestros días.
Va llevando a sus lectores por los mundos de sus personajes. Como la historia de sor Ananda, una monja india, hija del hombre encargado de los servicios funerarios en Varanasi, en donde la pequeña pasaba muchas horas a orillas del Ganges tratando de rescatar cualquier cosa útil que no hubiese sido pasto de las llamas junto con los cadáveres, joyas o dientes de oro.
Debido a la suciedad del río contrajo la lepra. Fue arrojada del hogar paterno unos días antes de su boda. Vagó por las calles mucho tiempo hasta llegar a la casa de las Misioneras de la Caridad, quienes la acogieron, la curaron y, lo más importante, le demostraron amor. Así que la joven se convirtió, se dedicó a trabajar para sus semejantes y fue enviada a Nueva York cuando la Madre Teresa de Calcuta abrió una casa en esa ciudad para acoger a enfermos de Sida.
En otra historia nos permite conocer el mundo de un grupo de muchachos homosexuales, quienes contrajeron el Sida en una época en que estaban de moda los bares donde lo común era tener relaciones con muchas personas diferentes en una sola noche. Aparte de sus preferencias sexuales, estos muchachos cuentan con una identidad propia y una vida productiva, como el destacado arqueólogo, cuyas grandes cualidades en el campo profesional hacen injusto encasillarlo sólo como homosexual, quitándole mérito al resto de su persona.
Lapierre describe la confusión de los médicos que trataban a estos jóvenes, los enfermos presentaban síntomas extraños que no coincidían con nada. Los doctores se pusieron en contacto con las autoridades y poco a poco lograron que éstas se interesaran en investigar la desconocida enfermedad. Más adelante, los laboratorios comerciales se suman a la carrera por descubrir el remedio "milagroso" para curar el terrible mal. También un equipo francés de investigadores se interesó por el asunto logrando avances importantes.
Pero, mientras tanto, ningún hospital aceptaba a los enfermos y sus razones eras muchas: la enfermedad era desconocida, contagiosa, terrible, además atacaba a "la escoria de la sociedad", homosexuales, drogadictos, presidiarios. Fue el Arzobispo de Nueva York quien pidió ayuda a la Madre Teresa de Calcuta, quien con la energía que le era habitual persigue al alcalde de la ciudad, lo acosa hasta que logra abrir una casa para atender a los enfermos de Sida.
Son numerosos los personajes que encontramos para adentrarnos en ese mundo terrible, lleno de miedo, pero también pletórico de amor, de afán por ayudar al prójimo y de vencer no sólo la terrible enfermedad, sino también a la indiferencia de la sociedad.
Lapierre entrevistó a todos los personajes que aparecen en la historia, personajes reales. De esa manera llegamos a conocer los sucesos desde el punto de vista de los mismos protagonistas. Más Grandes que el Amor es un libro que hay que leer, es una obra que no sólo nos hace aprender, nos hace sentirnos menos solos en un mundo que con mucha frecuencia nos parece hostil.
Desde Cancún, en la costa del Caribe mexicano.
Texto agregado el 27-04-2005 para La_Columna, y leído por 102 visitantes
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