Te imagino zurciendo mi alma
surcada de despecho y amargura.
Creo acariciar el terciopelo ajeno a tu cuerpo.
Ayer contemple el aguacero desde mi balcón.
El roció fresco acariciaba mi pálido rostro,
añore en ese instante tus dóciles caricias.
La soledad dialoga conmigo de vez en cuando,
me interroga una y otra vez sobre tu ausencia.
La soledad y su peculiar forma de hacerme daño
surcan más mi corazón.
Eh princesa, que haz echo en mi.
Te instalaste en mi corazón y al poco tiempo
lo evadiste.
Me pregunto si me recuerdas de vez en cuando.
Texto agregado el 16-07-2006, y leído por 169
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-06-2007
Me gustó mucho, aunque el final, no estuvo a la altura del texto. Cariños.
Princcipezza
20-09-2006
Tus palabras son increíblemente hemosas...me ha fascinado éste poema....
Un beso azul... NANAI