Pensamientos difusos, danzando sobre la niebla,
Como si fueran pequeñas luciérnagas atrapadas en un frasco cerrado,
Aromas mezclados con sabores, de una comida mortal.
Momento de partir, mejor dicho, de resolver lo ya previsto,
Deja el plato de lado, mirándola fijamente,
Entre sus piernas el temblor, como el que produce un escalofrió,
En sus brazos y piernas, humedad acompañada de un calor agradable,
Pronto todo lo que pasaba por su cabeza, se convierte en paz interior,
Sus labios soldados como nunca antes con ella,
Ella al quebrar la unión de sus labios, lo guía,
Ahora puede percibir un descanso totalmente completo,
Acompañado por una paz poco común, pero sedante,
Con aquel beso habían sellado el fin entre lo real y lo irreal,
Ella lo deja partir, ahora por primera vez en su eterna existencia,
Ella esboza una lágrima tan calurosa, como la arena al Sol,
Que derrite en sus ojos, la fría mirada que la caracterizó siempre,
Su mano despide como nunca antes a uno de sus acompañantes,
Por primera vez en su existencia se sintió casi humana,
En ese momento, la muerte suelta su única lagrima,
Había sentido lo que es el amor.
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