En tiempo Presente…
Se pueden embargar, inclusive hipotecar un par de palabras bien dichas.
Arrastrado por los miedos, sin intención alguna de querer aparentar valentía…
Arrastrado por los miedos, pero sin miedo de ser cobarde…
Convertido en cualquier cosa…
Ni siquiera se necesitan balas para disparar…
Con lo angustiante que puede llegar a ser una despedida… la desesperación de no volver a verla, hizo que Agustín pensara cosas prácticamente sin sentido…
Y esa es la verdad, tenía miedo de dejarla sola, o mejor dicho miedo de quedarse solo.
Intento retenerla pero no pudo, trato de protegerla y tampoco pudo.
En este extraño personaje todo era variable…
Su mirada perdida, sus ganas de no hacer nada, su eterno desorden en el pelo., tal vez influían de alguna manera en su ser…
Dejar a Isabel fue lo mas triste que le toco, y al pensarlo sintió ganas de llorar, y una vez más corrió hacia sus aflicciones… termino perdido entre las copas…
Un olor insoportable lo despertó, al abrir los ojos la volvió a ver… esta vez estaba mucho más pálida que de costumbre, Agustín volvió a sonreír… a pesar de lo apestante del lugar, no dudo en seguir tirado envuelto en una nube en medio del suelo…
Ella comenzó a hablar, era tanto lo que había que contar…
Y el sinsentido los cubrió, eran cosas estupidas difíciles de imaginar…
Pensó por un instante en besarla… pero una sensación extraña le invadió el cuerpo… de pronto sintió que la cabeza le giraba y la voz de Isabel lo nubló por completo.
Hasta que por fin entendió que no era ella quien le hablaba sino que sus recuerdos, todas esas palabras no dichas que habían quedado en el aire, las palabras que nunca escucho… ahora salían en un desorden absoluto, pero la sonrisa constante de Isabel era tan evidente, que en instantes pensaba en hacer de aquello su realidad…
Agustín se sintió un eterno idiota cuando una voz lo sacó de todo… se había quedado dormido en el suelo… ahora había dejado de soñar… esta vez todo lo que vio le pareció patético, tan sin sentido… se sintió solo, más solo que nunca… así que decidió caminar, la voz de Isabel lo acompañaba…
Al principio su voz le parecía tan dulce, tan acogedora… pero cayó en la cuenta de la inutilidad de esas palabras… Agustín una vez más se sintió inservible…
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