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_____________Dedicado a Zepol________________


Esos ojos de mirada seria y penetrante de color saco y corbata almidonada seguían
ahí, prisioneros dentro de aquélla fotografía. Amagentándose por décadas de recuerdos que negaban a velarse. Su retrato se acostaba bajo aquel marco artesanal que el mismo padre Arnulfo le había regalado con los caracoles y conchas que recogieran juntos en aquél paseo al río durante su infancia.

Con el ojo derecho apuntando sobre la consola, Elena le iba sacando el polvo a punta de miradas a esa fotografía que él le dejára al despedirse antes de partir entre gallos y medianoches, hace veinticinco años. Mientras que con el izquierdo seguía distraídamente las noticias en el televisor.
“Antes éramos las noticias “ -comenzó a recordar con cierta nostalgia –“ la adrenalina solía correr subversivamente y con disimulo por nuestras venas, y disfrazábamos la piel y la mirada con la excusa de ser estudiantes .
Aquellos días de callejas oscuras y atajos, mirando sobre el hombro siempre, haciéndo sudar los panfletos camuflados bajo el sobáco del saco de jean.
Tiempos de nombres con precio para liquidar, de heroes y mártires. Tiempos de dictaduras y torturadores. “

Ahí estábamos matando el viernes frente al televisor,(el único crímen que aún sabiamos hacer bien)
los tres juntos sin mayores aspavientos, ni billetes para gastar. Nuestra amistad se remontaba al primer diente de leche. Y nuestros bolsillos vacíos quien sabe… antes que eso, hasta nuestros abuelos y quizás más aún.
Ya ni nos reconocíamos por nuestros seudónimos de lucha ‘ Victoria, Liberto, Pueblo’. Ya los músculos se nos habían relajado con los años al igual que nuestras expectativas. Pero era más cómodo así. Aunque llegaban días como hoy, en que recordaba nuestras promesas a la causa…con un ligero sentido de culpabilidad…y esas promesas se sentían como deudas sin saldar del pasado.
Acaso las promesas como la mayoría de las cosas no tenían una fecha tácita de expiración?”

El, sin embargo había llegado lejoz, sin duda. Más allá de los límites de sus tiernos sueños locales. Había trascendido las fronteras, su nombre se había convertido en noticia, en premios, en galardonados discursos y loas. No quedaba ni el rastro de sus humildes comienzos. Pero su mirada, la de antes, había quedado tatuada en aquella fotografía, recordándole a diario su promesa de terminar lo que habían empezado… algún día.

Elena se levantó perezosamente del sofá para acercarnos un plato de tortillas con esa salsa de jitomates, aguacates, chiles y cilantro que nunca sabía faltar ahí, y el último número de la revista política “Piel de Leopardo” en la que había marcado un artículo con el resaltador.

"El …”-nos anunció Elena de pronto con ese tono solemne que guardaba cada vez que nos hablaba de él. –“ …está regresando para cobrar la venganza final.”
-“Ay amiga …y de dónde sacas esas conclusiones tan inconclusas?”-le refutó Pedro que era ágil con las respuestas pero lento con las interpretaciones.
-“Intuición pura…”- sostuvo Elena mirando la fotografía amagentada, como búscando en su silencio la complicidad del tiempo - “…mi intuición es tan sólida esta vez como un bloque de hielo!”
-“Pero, que dices?…acaso el hielo no es apenas un líquido endurecido temporalmente?”
-“ Cierto : ‘duro’...mientras le sea necesario durar. Igual de fría y sólida que mi intuición, que te ha dejado helado temporalmente también…” –masticaba cada una de sus palabras con la misma lentitud y gusto que lo hacía con las tortillas embadurnadas de salsa- “… sé que mis conjeturas se encuentran en estado gaseoso aún, por falta de pruebas. Es cuestión de tiempo, ya verán…”
-“Digamos que tus teorías “gaseosas” han inflado mi imaginación…pero explícame más…”. Replicó con incrédula insistencia Pedro.
-“ Hace años que vengo leyendo con atención cuanto artículo ha ido publicando en El Colatino, en Hoy y otros tantos periódicos…en los que denuncia poco a poco los nombres de todos los involucrados en el asesinato del padre Arnulfo. Todos han ido desapareciéndo uno a uno, cada año misteriosamente , en la misma fecha de aquél asesinato.
No tengo dudas que él es el autor intelectual de algo que está por suceder, pues juró vengarse la noche previa a su deportación. 'No moriré en paz hasta haber completado mi venganza ...' fueron sus palabras de adios."

Todos sabíamos a ciencia cierta, que el último nombre que quedaba en esa lista negra de hace más de dos décadas, se había convertido en uno de los próximos candidatos presidenciales de fuerza, envistiéndose ahora de protector de los derechos humanos, y confiando en la amnesia colectiva que una propaganda bien pagada era capaz de ocasionar.
“ Creo que al fin llegó su hora. ”-sentenció convencida Elena.

Viernes por la noche en el terminal siempre era el día más congestionado. La aerolínea Taca anunciaba la llegada de su vuelo procedente de Miami puntualmente quince minutos tarde como ya era rutina. Un hombre alto y delgado de tez morena y canas primarias baja las escalinatas del avión con un portafolio de esos que usan los artístas para llevar sus bocetos. Observa con nostalgia la torre de control amarilla. Casi nada parece haber cambiado en sus años de ausencia. Más avisos luminosos colmados de marcas extranjeras, si acaso.
Se lleva el teléfono celular al oído, mientras busca un taxi.

En casa de Elena de pronto el noticiero se ve interrumpido por el ring del teléfono.
“ ¿ Mandé?- contesta Elena distraída.
“ Victoria…que bueno escuchar tu voz, espero que estén listos. Llegó la hora….”
Elena se queda mirando pensativa a sus compañeros de lucha de antaño, como midiéndolos mientras éstos están desparramádos cómodamente en el sillón, y piensa…"creo que ‘la hora’ llegó muy tarde…”
“ Lo siento, número equivocado. (click) ".




Texto agregado el 16-07-2006, y leído por 497 visitantes. (17 votos)


Lectores Opinan
23-10-2006 buen relato, pero el titulo te deja comprometida a seguir dandonos sorpresas. Muchos saludos Antroponauta
20-10-2006 Buen trabajo. Lio_Mendez
10-10-2006 Me sumergí en el texto, oyendo una suave musica de fondo mientras lo leia...es buenisimo!! Un gusto leerte. NANAI
06-10-2006 Ja! qué buen texto!!! Hasta dejaste a Oscar sin palabras (todo un mérito!) Me gustan mucho este tipo de narraciones, serenas y con una carga emocional grandísima y un dejo de nostalgia que ahoga al lector mientras lo recorre. Un efecto que admiro mucho! 5* Carmen_Posada
05-10-2006 Muy bueno. sinopsis
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