Se encontraba en un lugar lleno de perfume y color, el aroma recordaba al instante inmediato después de las tardes donde era educada con cada una de las actitudes y la forma en que se debía comportar, cuando se libraba de los ritos futuros y cuando se acercaba a la puerta donde podía escapar hasta el nuevo día.
Los colores la hacían abrir sus ojos al máximo posible, tratando de captar todas las tonalidades; aunque no le prestó mucha atención, no encontro el color azul, el azul de la tristeza por la prontitud del deber de regresar.
La promesa de la salida nocturna era su única ilusión, diariamente se esforzaba y apresuraba a realizar sin ningún equívoco los rituales obligados y se sentaba a esperar ansiosa las sombras cómplices de su fuga.
Poco a poco y con la habilidad adquirida por los años pudo aventurarse en cualquier momento del día, su ausencia no era notada por ninguno de sus guardianes, hasta ese momento todo permanecío como debía ser, ella ya no era infeliz y daba gusto a todos perfeccionando su futuro.
El día final llegó, iban a presentarla ante la corte e invitados de paises lejanos y cercanos . Pero ella no lo pensó así y huyo donde no la podían encontrar, a su jardín de ensueño.