A la misma hora, todos los días, se sube al colectivo.
A la misma hora, todos los días, retorna en colectivo.
Todos los días. Sumisa a la rutina.
Un día, sumida en la inercia, no toma el colectivo.
No se dio cuenta. Y llegó a destino.
Y ya no supo más volver.
Texto agregado el 15-07-2006, y leído por 126
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Lectores Opinan
08-03-2008
excelente. no supo volver pero...para qué volver? nattu_
22-07-2006
Me gustó.Exelente!! ***** gfdsa
19-07-2006
Esto es más profundo de lo que a simple vista parece. La rutina todo lo mata, incluso las ganas de vivir. Si yo perdiera el colectivo, estoy seguro de que sería feliz al no saber volver.+++++ crazymouse