Tengo un amigo que dice que la palabra existencia le llega a perturbar someramente. Le comprendo, pero, lamentablemente, siempre me sale aquella palabra llamada existencia, sobre todo cuando estoy preocupado por una cola larga como una sierpe, rellena de proveedores en la puerta de mi negocio. En esos momentos quisiera arrastrarme como una sierpe y dejar esta existencia, desaparecer como si tuviera un control remoto y avanzar a través de esta existencia a una velocidad endemoniada, o también podría retroceder en el tiempo de esta existencia, convertirme en una sierpe y serpentear a través de un inmóvil ambiente natural, dejando esta existencia sin que nadie se de cuenta de sus propias existencia, viéndolas con ojos de sierpes, como si todos ellos fueran sierpes de colores cenizos y exóticos, como el ámbar, el negro, el amarillo, el rojo sangre, sí, de ese color rojo sería la mayoría de las personas de esta existencia... Mi amigo dice que no le gusta salir a la calle, pues ve que todo es verde, así como las sierpes, dejando su existencia colgada sobre una cama de color verde claro, con fotos de todos los tamaños en la puerta y en cada espacio de su pared, como un gran fotógrafo profesional, un loco de la cámara, buscando el ángulo perfecto que le dé sentido a su existencia... Es seguro que a mi amigo no le agrade este texto, pero le diré que no es el único, pues a esta existencia tampoco le agrada vivir como una sierpe de color verde agua, así como el color de un río en donde fluyen todo tipo de existencias, al igual que Sidharta mostrándole a Govinda sus múltiples rostros de toda existencia...
San isidro, julio 2006
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