Sinfonía de ámbar romántico en el cielo moribundo.
Veo al sol descender lentamente entre dos árboles
se oculta, como el amor se ocultó entre nosotros,
pero como el sol que se filtra entre las hojas;
se nos escaparon los años y esa luz enamorada.
Mis hojas son arrancadas por tu viento furioso.
No importa la decisión que tomaste una noche,
siempre serás de cristal, tu siempre pura, siempre mía.
Tú, que a todo le enseñaste a tiritar, a temerle a la muerte,
¡Dios! Como has cambiado, ahora hasta sabes odiar.
Luna redonda, amarilla, melancólica. Y no es que yo esté tan solo,
pero sería una fiesta si tú volvieras,
si vieras como he acabado, si tan solo volvieras mi silenciosa nostálgica.
Yo sé, los años y desengaños levantaron en ti los muros,
los delicados pétalos de tus manos se fueron endureciendo,
¿Qué mas? Si un día logras escapar de todas las cosas que odias,
aún puedes cruzar por mi casa, como quien no quiere la cosa…
Y no es que yo esté tan solo, ni tan triste…
Solo siento que estoy olvidando la sonrisa, y si te olvido,
simplemente me moriría.
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