Fue por mi ignorancia que te perdí
Yo no sabía nada del amor
y sólo me quedaba en la atracción de los polos
en el magnetismo de los besos
y en la gravedad precipitada del orgasmo.

Comprendo ahora que el verdadero amor
-mucho más que todo ello-
es la devoción por el ser amado
es el respeto por el otro
es la comprensión de sus silencios
es la comunión perfecta con su espíritu.

Busco ahora con afán desaprender de lo aprendido
y borrar esas odiosas lecciones de la vida
que me llevaron a errores y despistes
para volver a ti libre de mis faltas
y confesarte abiertamente que sólo contigo
es que quiero salir de mi ignorancia.


Bogotá, Enero 4 de 2004 / 12:35 p.m