Recuerdo que hace algún tiempo
evocarte era tema fácil
destapar una botella de cualquier cosa
y embriagarme con el olor de un café
extinguir suavemente una memoria
levantarte una barrera para mi pasado
o recordarte en tonos menores
abarcando con ello algunas blasfemias
discutir sobre cualquier asunto
que no tuviera también tu nombre.
Hablar de ti era cosa sencilla
nuestros asuntos cosa resuelta
ni un resquicio de desaliento
ni una sola sombra de duda
o al menos un rincón de incertidumbre
para traducir alguno de tus silencios.
Para aquél entonces, lo difícil
era mantenerme dentro de tu aire
suplir contigo de algún modo insensato
la inexacta soledad que me alimentaba
encontrar tu imagen para descubrirme
o usar algún rizo para atar un poema.
Para éste entonces, en cambio
suele ser más fácil
llenar con tus horas mis acordes vagos
construir contigo alguna leyenda
o escribir un verso sin piedad por él,
hallar hoy en tu piel un camino correcto
inscribirte, en fin, en mi recuerdo constante
mientras que lo difícilmente humano
lo sagrado, lo terrible, lo imposible
es sencilla y llanamente sobrevivirte.