El sol sobre el horizonte se eleva entre las olas su luz se refleja ante mis ojos su inmensidad es completa. El mar en calma se encuentra la leve brisa con sus suave aliento inflar la vela que impulsan mi ligero navío Viendo hacia el horizonte, en serena paz mi corazón se encuentra sintiendo el dulce olor de la salina brisa El mundo ante mi se abre sin importar cual sea el destino ni que tan basto sea el océano En mi esta soportal lo que venga cualquier prueba que el mar me tenga. ¡No podrá romper mis velas! La noche comienza a caer a lo lejos la tormenta se acerca todavía en calma, el mar se agita. En silencio preparo la vela, reviso el timón, sujeto el ancla. Hacia la tormenta viro. En la vida no solo se debe saber pelear sin miedo, si no también sin esperanza Lo que a de venir…. ¡que venga!
Texto agregado el 12-07-2006, y leído por 239 visitantes. (6 votos)