EL ULTIMO DÍA

¿Por cuánto?. ¿Por cuanto tiempo hemos esperado el fin?, Por cuanto hemos vivido sin preocuparnos de lo que pasa a nuestro alrededor. Acaso somos tan necios como para pensar que nuestras acciones no tendrían consecuencias, o acaso no creíamos que somos la mas grande de las creaciones de dios. El acaso no dio intrusiones, mandamientos, leyes, no dio poder y autoridad para mandar sobre todas las criaturas del mundo. ¿Porque entonces lo desobedecemos, lo desafiamos?.

Por cuanto tiempo creíamos que dios soportaría nuestra estupidez. Nuestra insolencia, creíamos que podíamos quedar impunes, que la humanidad no seria juzgada. ¡Que no seria castigada!.

Pero los hijos de dios no somos concientes de nuestros errores sino hasta mucho después que los cometemos. Recorremos el camino de la eternidad sin inquietarnos por el verdadero porvenir. Por la gloria o el dolor que este puede acarrear. Que no llegaría, el fin. Como lo comprendí aquel día.

Fue en uno de esos días donde el tiempo no tiene importancia. Me encontraba en un jardín en donde las personas se dedicaban a pasar sus horas de ocio en compañía de la naturaleza, yo me encontraba sentado en el quicio de una vieja construcción, observando pasar la vida ante mis ojos sin prestarle la menor atención sumergido en mis pensamientos, solo acompañados por las notas de una melodía ya olvidada.

Mientras contemplaba el espectáculo de la vida diaria, con súbita sorpresa reparé en la presencia de un hombre entre la multitud, su apariencia era austera su cabellera plateada caía sobré sus hombros cubiertos por una capa de terciopelo negro como los que usaban los caballeros de épocas pasadas, su rostro tenia un aire de tristeza. veía las alturas como si esperara respuestas. Por alguna razón no podía dejar de observarle, ya que parecía haber aparecido de entre la multitud como un fantasma.

Mientras lo estudiaba, el, bajó la vista y nuestras miradas se cruzaron, su mirada reflejaban una profunda compasión así como un terrible remordimiento. ¡No fui capaz de sostenerle la mirada!, en mi mente escenas de mi vida pasaban vertiginosamente, todas mis penas, alegrías, felicidad, infelicidad, mis culpas y mis arrepentimientos pasaban como un torrente que devastaba mi ser. De pronto en medio del caos que era mi mente escuché una voz que en un tono paternal decía..........No temas pronto terminara.

Al escuchar estas palabras, el torbellino que eran mis pensamientos entro en una extraña calma y levantando la vista, volví a confrontar la mirada de aquel hombre. Sus ojos todavía expresaban aquella profunda pena, como si comprendiera mi confusión. Mientras lo observaba empecé a sentir como la paz, poco, a poco, dominaba mi corazón, hasta que inconscientemente, casi como un susurro, pronuncié estas palabras..........Lo siento.

El extraño sonrió y asintiendo con la cabeza, al mismo tiempo que deslizaba su mano hacia el broche que sujetaba la capa sobré sus hombros, con un rápido movimiento la arrojo lejos de el, dejando al descubierto un par de enormes alas de plumas blancas como las de un cisne, las cuales extendió antes de emprender el vuelo.

Ante esta escena el asombró se apodero de mi, así como de toda la gente que se encontraba en ese lugar, provocando que algunas personas hicieran la señal de la cruz o invocaran a dios o alguno de sus santos. Mientras la criatura alada se elevo por los aires
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Contemple a mi alrededor como la gente se congregaba para observar aquel prodigio. Cerré los ojos y me cuestione, si lo que pasaba no era tan solo una alucinación, o si no había perdido el juicio, cuando, sin darme cuenta comencé a reflexionar sobre las palabras que habían sonado en mis oídos momentos antes..........pronto terminara.

¡Un profundo escalofrió cruzo por todo mi ser!. Violentamente abrí los ojos y vi como la gente oraba alrededor de donde el ser había elevado. Note entonces que el ambiente pareciera enrarecerse y la luz comenzó a disminuir como si comenzara anochecer. Mientras la oscuridad seguía cubriendo los alrededores. Solo una tenue luz perecía impedir que las tinieblas cubrieran todo, el brillo perecía venir desde lo alto. Levante la vista y vi como el brillo provenía del ser alado. Entonces la luz se hizo mas intensa hasta parecerse a la del sol, pero no parecía deslumbrarme. Mientras lo observaba oí una voz que retumbaba como truenos en mis oídos:

Los siete sellos del libro de la vida han sido abiertos por el cordero y los siete ángeles han tocado sus siete trompetas que anuncian el juicio del hombre. Ustedes. Los descendientes de adán, han sido llamados a comparecer ante dios en el tribunal de los cielos.

Al césar de hablar la gente profirió un terrible alarido y comenzado a derramar lagrimas y proferir voces de arrepentimiento, furia y blasfemia contra el ser que había dado tan aterrador mensaje.

Entonces vi como el brillo que envolvía al ser, se fue concentrando hasta parecer una estrella en el cielo nocturno y como estrella fugas callo hasta estrellarse contra la tierra, provocando un resplandor enceguecedor que envolvió todo con su brillo. No podía ver, escuchar, ni sentir, solo pude ser consiente de que una profunda oscuridad envolvió mi ser.

He estado solo en esta oscuridad, sin noción del tiempo. Encerrado en esta prisión que no puedo ver, ni tocar, solo percibir. Recordando lo que fue mi vida hasta aquel día, sin saber si continuo con vida, o en donde se encuentra mi alma. Esperando mi turno para ser juzgado por los mártires.