Se encienden las cámaras, comienza la transmisión.
Viejos y modernos televisores transmiten la barbarie.
En algún lugar del planeta, 100.000 muertos de hambre, deseando comer el alimento convertido en pólvora.
Ojos húmedos y salados como el mar.
Gemidos, llantos, desesperación de gente sin consuelo.
Se oye, el ruido de aquella pava hirviendo, que cae sobre aquella casa.
Ruinas, escombros, un niño llorando en la calle tomando la mano de aquel brazo que había sido de su madre.
Cambio vida por munición, cruel realidad.
Aves rapaces como el águila, se deslizan rápidamente, soltando pequeños excrementos al aire, que terminan explotando.
Hijos de nadie, bajo una ciudad en ruinas.
Naciones enfrentadas por la ceguera.
Familias destruidas por la ignorancia de unos pocos.
No es culpa de unos, es de todos, al parecer están acostumbrados, a aquella imagen.
No veo, no escucho, no hablo.
Se apagan las cámaras, todo termino. |