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¿Cuánto te habrá costado entender? ¿cuántas noches pasaste sin dormir?, ni quiero referirme al odio que experimentaste al sentir que la lealtad a la cual tú tanto te aferraste pasó a ser algo sin importancia en la relación.
Eras sin duda alguna una muestra importante de que los grandes amores se construían en base a la confianza.
Mil veces te vi, revoloteando libre por los jardines de la facultad, como mariposa en primavera, como viento de septiembre, zigzagueando escurridiza frente a las miradas intencionadas de los varones estudiantiles.
Hermosa, claro, cómo no decirlo, hermosa a los ojos de este humilde. Tu semblante, cubierto del color café del atardecer, tus ojos oscuros como perlas interminables que palidecían hasta a aquellos no videntes, tu cabellera dorada tejida con manos expertas, tu cuerpo delicado como el azúcar en el agua pero lo suficiente para darle el sabor que necesitábamos aquellos que te veíamos pasear por aquellos jardines.
Era común reunirnos en grupo al terminar la jornada. Comprábamos un poco de licor para hacerle compañía al quemar de los pastos que fabricábamos artesanalmente. La vida era eterna y utópica para la juventud que padecíamos.
Al comienzo sólo sabíamos de un juntarnos, pero después, a medida que comenzaba a escasear el líquido y los pastos, las palabras se entrelazaban como hablando en un unísono, una especie de idioma sólo entendible para quienes habían inaugurado la conversación. Siempre terminábamos solos, éramos quienes cerrábamos la facultad con versos y prosas que te encantaban. Éstas eran parte de mi ser, que se emanaba después de que aquellos combustibles corrían a través de mi sangre. Tu sin pedir cosa alguna y yo, con mi vocalizaciones ondulantes te construía un abrigo para cubrirte de la tarde fresca y con las frases que se conectaban imaginaba que disponía para tus pies una alfombra cubierta de pétalos, así el frío reinante no apocaba el calor de mi alma que se asomaba por mis ojos ante mi espectáculo favorito.
Esperaba que subieras a la micro y hasta no divisar aquella máquina perdiéndose en el horizonte de una ciudad testigo de mi sentir, me mantenía ahí, de pie, sin moverme. Me alimentabas, constantemente me alimentabas.

No sé exactamente cuando empezó este amor, pero claramente existía. En un viaje que organizamos a la playa, todo se hizo preciso, hasta las estrellas estuvieron más iluminadas y ni siquiera hacía frío por la noche. Declaré mi amor. En aquel momento callaste solo un instante, pero para mi fue una eternidad. Recuerdo como tomaste mi mano y la acercaste a tu rostro, tu mirada se clavó en la mía, sin espacio al parpadear, y me besaste.
Nos fundamentamos en nuestro conversar, en el como nos hacíamos sentir el uno al otro, en el amor puro construido en palabras sinceras.

Así pasaron los años, nuestros amigos nos veían complementados y ya se hablaba de matrimonio cuando recién cursábamos nuestra adultez joven.
De un momento a otro comenzaste a ser parte de mí, mis decisiones eran creencias y mi opinión lo fundamental de tu actuar. Te habías transformado de un equipo a sólo mi complemento.
Llegó el inesperado ángel para un final, aquel que ninguno de nosotros tenía presupuestado. Terminamos, claro que los motivos que te di para aquella ocasión fueron de infidelidad. Había inventado a otra mujer, ya que en mi cuerpo la cobardía del poder narrarte que no te veía junto a mí para toda una vida provocó ciertas epilepsias frontales que me hicieron crear una mentira, la cual tu no podías perdonar.
Aún así, en el mismo instante que te iba contando tu me decías que no me creías. Y estabas en lo cierto.
No sabía mentir bien, no es parte de mi vida el doblegar los discursos a mi favor. Temía que en un par de palabras dieras vuelta mi decisión.
Tu dolor fue grande, aun lo llevo como tatuaje en mi corazón, sin embargo yo no di muestras de aquello. Alguien tenía que mantenerse pretérito en el momento como si nada hubiese pasado.
Ahora, han pasado años desde ese instante, en que siento que fue parte importante de nuestras emociones, pero también fue el inicio de tu vida sin mi presencia.
En varias situaciones sociales nos hemos encontrado, hasta hemos hablado con el mismo candor de nuestras etapas de juventud. Recuerdo cuando me dijiste que la “rueda se echó a rodar y que ninguno de los dos podía hacer algo para remediarlo”, esas palabras confirmaban que lo de nosotros había sido un amor de antaño, de juegos, magia y poder, pero habíamos tocado techo. Yo, en un acto de amor decidí terminar con el fin de que vieras aquello que por diversos motivos habíamos dejado de ver. Fue mi último acto de amor hacia tu persona pero necesario, debías de aprender a mirar la vida como lo solíamos hacer juntos y no sólo desde mi punto de vista, pero para ello, yo no debía estar en aquel campo.
¿Egoísta me dirás?, puede ser, fui tan cerrado en aquella oportunidad que nunca logré compartirlo. Sentía que tenía que hacerlo, cortar de raíz. Pero ahora, ya podrás darte cuenta que aquel amor que nos juramos sigue siendo amor por siempre hacia ti, aunque ya no estemos juntos, aunque ya no tengamos aquellas hermosas conversaciones en los pastos de la facultad, aunque tengas la vida consolidada a otro sin mirar atrás.
El dolor viaja conmigo desde aquel instante. Claramente nuestro amor fue de cuentos, más aun, cuando hoy sólo quería narrar que no sólo fuiste tú quien sufrió, a mi me dolió el tener que haber realizado el mas grande acto de amor que he conocido, el continuar ver tu revolotear libre por los jardines.

Texto agregado el 11-07-2006, y leído por 351 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
22-01-2007 Volvì a leerlo, y me volviò a encantar!! maria_jose
03-12-2006 Es increible como tantas cosas del pasado se hacen cada dìa màs existentes.....no lo sabre yo..... pero esta muy bueno......dos amores , grandes amores q te dejan temblando de emociòn sobre todo cuando hay un sabido reencuentro........cuidate .y un gustazo el volver de nuevo a leer tus escritos adios igri
03-12-2006 Es increible como tantas cosas del pasado se hacen cada dìa màs existentes.....no lo sabre yo..... pero esta muy bueno......dos amores , grandes amores q te dejan temblando de emociòn sobre todo cuando hay un sabido reencuentro........cuidate .y un gustazo el volver de nuevo a leer tus escritos adios igri
03-12-2006 Es increible como tantas cosas del pasado se hacen cada dìa màs existentes.....no lo sabre yo..... pero esta muy bueno......dos amores , grandes amores q te dejan temblando de emociòn sobre todo cuando hay un sabido reencuentro........cuidate .y un gustazo el volver de nuevo a leer tus escritos adios igri
18-08-2006 Debo reconocer que sentì un estremecimiento con esto... es de esos enamoramientos que te hacen sentir que al fin... tu vida cambiò... son tan solo momentos. Maravilloso! Me voy realmente alegre... siento ademàs con este cuento, una primavera brotando dentro de mi. Gracias por eso Un besote. maria_jose
23-07-2006 definitivamente hermoso..me llenaste de recuerdos. Es una hermosa reflexión de aquellos amores llenos de ideales de comunión magica que hasta puede llegar a ahogar, realmente muy hermoso. un abrazo kuthelia
11-07-2006 Se me erizó la piel, porque creo haber vivido algo no distante, es hermoso cómo plasmas el amor que aún sientes en las letras, no se si fingido o real, pero destila enamoramiento de principio al final, es hermoso, mucho muy hermoso, MIS 5* CON REVERENCIA Y DOS MIL MAS. HaditaVelHer
 
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