-No me quedan más naranjas-
-Pero si nunca ha tenido naranjas. ¿De qué habla?
-De mis naranjas, las que me regalaron los niños. Las he perdido, alguien me las robó.-
-Disparates. Está usted desvariando, además, huele muy mal. ¿Desde hace cuánto tiempo está aquí, abandonado en este callejón?-
-¿Abandonado?-
-Esta bien, lo entiendo: dígame, esa pose artística, de poeta maldito ¿desde hace cuánto tiempo la viene sosteniendo?
(silencio)
(silencio)
-Oh, fantasma juvenil que despreciais las bellas letras, que preferís el ruido vulgar de vuestras danzas al elegante crescendo de mi poesía...¿ adónde te habeis llevado mis mozalbetes, mi público...?
-Tenga cuidado, poeta, me empieza a sonar pederasta su discurso.
-Usted es uno de ellos. Fantasma juvenil, errático y venenoso. No sabe lo que hace, por eso lo perdono.
(silencio)
-Le concedo eso ¿sabe? me ha hecho dudar. Perdí.
No quería reconocerlo, pero siempre estoy caminado sobre la incertidumbre; son ustedes, o soy yo. Estoy cansado. Poeta maololiete y pederasta, ¿bailaría conmigo?
(silencio)
(silencio) |