Un chico de la vuelta me para y me dice que debería fumar porro. Lo miro un rato y le digo que para qué si yo ya soy deshinibido. Me dice que es obvio que a mí el porro me calma y me deja hipersensitivo de mi alrededor; es lindo, entonces le creo. Fumo un poco y me doy cuenta que no me gusta el humo del porro, que nunca me gustó y que voy a quedar paranóico y con la boca pastosa. Le comento esto a el chico, porque ya que estoy le puedo decir por qué no fumo porro. Me dice que me la banque y yo le digo que el efecto es lo de menos, porque no hay necesidad de embriagarse si el verdadero placer está en disfrutarlo. Me dice que no es tan así y yo le pregunto si no tiene un chicle y que me espere que voy al baño. Me sigue al baño. Tomo agua y masco chicle, no sé qué hacer. No lo quiero cargar porque ta, no da; estoy en un boliche y esto es cualquiera, asi que le digo gracias y él, toda una señorita, me deja pasar. Esa noche me voy solo y no lo veo nunca más porque los levantes de los boliches no salen a la calle, solo curten lugares que no frecuento porque son privados.
En la rambla me pongo a hablar con un chico que está mirando a los skaters. Empiezo por preguntarle si es un campeonato y qué categorías hay. Él, re canchero, me dice que son amateurs, que igual siempre son los mejores porque eligen los mejores temas para patinar. Le creo, hay un chico de 16 años haciendo piruetas que le salen mal al ritmo de sk8r boi de Avril Lavigne. Nos reímos juntos de los chicos que inventan pruebas como por ejemplo hacer un ollie mientras lee una revista o manda un mensaje de texto a sus amigos. Un hombre por el micrófono dice el celular de este skater y yo, que sé que está divino y soy un boludo, en seguida me lo memorizo y le digo al otro chico de mandarle un mensaje. Él me mira como diciendo "¿para qué?", entonces me olvido del número y hago como que busco a alguien y me voy.
Hago cola en la mutualista para la caja. Entran y salen señores mayores y señoras, todos hermosos. Me encanta la tercera edad porque saca a relucir lo mejor de casi todas las personas. Será porque soy muy tolerante con la gente que recién conozco o algo así. Cada tanto pasan niños, que también son adorables, y algún que otro chico lindo. Lo que más abundan son las chicas. Una parejita se pone a esperar en la fila de al lado. Él es lo más, lo más lo más, apenas tiene barba y esto seguro que es un romanticón con un montón de problemas totalmente solucionables que no le hacen mucho drama pero que a la vez es consciente de ellos. Lo re miro y él como que se da cuenta. Le susurra algo al oído de la novia y yo me hago el sota, estoy re mal porque no quería que se diera cuenta. Miro de vuelta, la novia me está mirando, le agarra el culo bien fuerte a su novio como lo haría yo si pudiera y se muerde el labio inferior. Marca territorio. Es obvio que nunca le sacaría el novio porque ella me cae mucho mejor que él.
Hace pila que lo veo y tiene un culo medio grande pero seguro es por los pantalones que le hacen usar. Igual me encanta. Se corta el pelo, se deja la barba, se afeita, se pone gel en los rulos. Todo lo que hace para mejorar su estética me parece perfecto, además los uniformes me re van. Un día lo ví reacomodando cosas en la góndola de las galletitas de salvado y le ofrecí ayuda pero me dijo que no, gracias. A veces hace de cajero, no me deprimo porque no le puedo ver el culo pero igual no es lo mismo. De todas maneras conmigo sí hace contacto visual, noto que no hace lo mismo con las señoras, me reconoce. Compro una bolsa de leche, dos latas de atún, una bolsa de vascolet y un paquete de galletitas de salvado solo por si eso me da un tema para hablar. Se ríe un poquito cuando pasa el precio de las galletitas, y yo le digo que estaban re bien ordenadas. Se ríe un poco más y yo, que soy un helado derretido por el sol de su sonrisa le digo que no tengo tarjeta de puntos y que gracias a él por todo. A veces no está, tengo miedo de aprenderme sus horarios de memoria porque eso es medio de psicópata. Igual tengo la esperanza de que esté en una caja porque la vez pasada estaba a esta ahora, este mismo dia de la semana. Compro siempre libres, un enjuague bucal y un desodorante, y obviamente galletitas de salvado. No lo veo en ninguna caja, y aunque quisiera hoy el super está re lleno y las colas se meten adentro de las góndolas. Me meto en la que lo ví la vez pasada y cruzo los dedos mentalmente porque no tengo carrito (¿para qué si llevo tan poco?). Espero un rato, una señora me dice que el viejo que está siendo atendido quiere pagar las facturas de luz, agua, teléfono y celular al mismo tiempo. Una chica nos dice si nos queremos ir al 24 horas por una puerta-pasadizo que conecta a los dos locales, para apurar el paso. Yo: ni loco, no voy a pagar por galletitas de salvado al pedo, y en el 24 horas no las puedo dejar ahí nomás porque la única gondola siempre rebosa de artículos. Nos llevan a todos, y al final cedo, sin ver si el señor que pagaba las cuentas hablaba con el chico lindo. Pasamos por dos puertas y quedo cuarto en la cola, pero lo veo clarito. Está en el 24 horas, si hubiese venido directo para ahí me atendía él solo. Hay cinco personas atrás mío así que me tengo que apurar para hablar con él. Entonces me pongo a recorrer el lugar y agarro, para sentirme medio raro, unas galletitas dulces Chiquilín. Acto seguido me pongo al final de la fila. Todos van muy rápido y al final solo quedan dos personas, el guardia, él y yo. Me inhibe el guardia. Pasan las dos personas. Me mira de vuelta, le voy pasando los artículos y cuando agarra las galletitas de salvado ni se toca. Me dice el precio, le paso la plata y cuando me da el cambio agarro un bombón de la lata de plástico llena de Serenata de Amor y con las monedas lo pago. Lo registra y se lo dejo en frente.
"Te lo regalo," y me voy, totalmente inhibido por el guardia de seguridad. Siento que el cuidacoches y la chica de la tintorería de afuera me miran porque se dieron cuenta. Llego a mi casa, le doy los atículos de baño a mi madre y me tiro en mi cama a mirar los XGames en ESPN comiendo galletitas de salvado. |