Sí, algo sucede.
Ahí está, saben de su existencia, pero no la entienden ni se esfuerzan por hacerlo, no gustan intentarlo.
No comprendo yo tampoco pero a diferencia suya, lo externo y continúan sin querer situarse en mi lugar.
No soy melindrosa ni quiero ser grosera, pero si a susurros no escuchaban, a voz natural me ignoraban, solo quedan los gritos pero parece que se ahogan entre tantas falsas imágenes de la hija perfecta que no incluye disfunciones existenciales.
No existe el humano perfecto, yo también me caigo y suelo pensar de otra manera, pero no veo ni las más vagas intenciones de una pizca de comprensión o empatía.
Mis argumentos no son suficientes ante sus ideales, quieren siempre ver que me he quedado exhausta de discusiones para optar por aceptar algo, pero yo rendida, no encuentro sentido de lo demás.
Solo cumplen, pero no soy una tarea ni me agrada que se sientan forzados a entenderme, solo sientan francamente el amor fraternal que hay en una familia, solo eso pido.
Sí, algo me sucede, algo cambió pero es “normal” para ustedes “es la edad” dicen en su mundo de adultos, pero qué hay de mi vida, donde su normalidad es para mi una nueva y cruda realidad.
Cuando llegue la hora de la caída adolescente no busco caer en billetes, quiero caer en sus brazos, en sus palabras. Los cito ahí, en “la edad”, porque algo sucede y ante mí es una debajo de la mi infante realidad y ante ustedes es un problema más. No les pido retroceder a “su edad” les pido avanzar y tomar la experiencia para convertirla en el dedo que señalará mi camino durante el recorrido de la vida.
Sí, algo me sucedió hoy y sé que algo sucederá mañana pero no quiero solo hablar pues mis palabras se convierten en un vapor más que forma parte inmediata del aire y desaparece con la ráfaga del olvido; quiero los comentarios, no las críticas destructivas; Quero los consejos, no las reprimendas; quiero un susurro y no un mandato.
Los quiero ahí, no su cuerpo que ocupa parte del territorio físico, quiero su alma donde los sentimientos puedan poblar pacíficamente en el corazón adolescente que una vez también ustedes tuvieron.
Sí algo sucede, pero mi algo seguirá plasmado en la tinta de esta hoja, pues el mismo algo del pasado me llevó drásticamente a quedarme con los “algo” futuros, espero solo un día lo acepten.