-¡Pero mirate!, ni siquiera puedes permanecer en pie- Gritó Adriana desesperada, mientras lagrimas caminaban tristes por sus mejilla. -No me dejes sola, mira que.... ¡Te Amo!- Alcanzó a decir como ultima medida. Esas dos palabras volaron agiles a los oidis de él y lo hicieron dudar. Pero la decición ya estaba tomada. -Volvere- dijo sin darle el rostro, cargo su fusil y su cuerpo maltrecho que ahora cargaba con un peso mas (El amor de ella) dio un primer paso fuera de los matorrales.

Los disparos siguieron con su danza de terror y Adriana siguió oculta, esperando el regraso de su compañero de convate.