Te escuché llorar
y sentí mucha tristeza,
era tan difícil pensar,
un llanto de la belleza.
Sólo te había visto sonreír
y con ello alegrabas mis días,
me alegrabas el existir,
con observar que sonreías.
No se el porque de tu llanto,
pero me causo mucho pesar.
que créeme te amo tanto,
que quería estar en tu lugar.
Tu carita se transformó,
y brotó el llanto de tus ojos,
la verdad, eso me dolió,
que te limpie con un pañuelo rojo.
Una sorpresa ocurrió en ese instante,
pues de aquellos lindos ojos,
que yo adoro, tu sabes cuanto,
las lágrimas se convirtieron en diamantes.
una a una los recogí en el pañuelo,
y pensé hacer con ellas un altar,
pero como eran cosas muy pequeñas,
las junté he hice un bello collar.
Hoy lo traigo prendido a mi pecho,
como un regalo que Dios me dio,
y sé que de aquel triste hecho,
la vida a mi algo grandioso me otorgó.
Tus lágrimas, se hicieron diamantes,
y si las convino con tu sonrisa,
yo se que en este bello instante,
mi vida por completo cambiaría.
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