Nos conocimos un viernes de enero
En un bar donde ambos solíamos estar
De lejos intercambiamos miradas sin saber quienes éramos
Yo me veía reflejada en sus ojos color café
Entre exóticos tragos y un dulce olor a miel
Uno de los dos decidió dar el primer paso
Recuerdo un “hola” y quizás un “¿quieres algo de tomar?”
Nos sentamos en una mesa oyendo a un grupo tocar
Entre tantas palabras nos cansamos de hablar
Y decidimos salir a pasear
Éramos solos los dos, las calles y la oscura noche
Fuimos hasta un parque de por allá
Nos sentamos a ver las estrellas brillar
Mientras sus temblorosas manos apenas rozaban las mías pretendiendo tocarlas
De un momento a otro nuestros dedos se cruzaron
Y ahí fue cuando empezamos a vivir un largo sueño
Construimos juntos un mundo nuevo
Y de vez en cuando me hacía sonrojar
Escuchamos todo tipo de comentarios
Si lo nuestro iba muy rápido, solo nosotros lo haríamos atrasar
Me gustaba escucharlo murmurar
Y escribir canciones que no se atrevía a cantar
Saber que él estaba triste me obligaba a hacerlo sonreír
Me acostumbré a estar cada segundo a su lado
Y a enseñarle que en mi también podía confiar
Sin saber que fui yo quien lo interpretó todo tan diferente
Y que quizá nada de esto fue como yo pensé sería la realidad
Pero el sueño no pasó como creí, aunque fue bueno mientras duró