En cada día que la brisa arrase, en cada día que el tiempo me deje, rompo la agonía de no temer a la muerte, de no morir enmalecido, y gracias a ti ese día nunca llegara.
Como si una maldición, me conducirá siempre contigo, no me quedo y ya no espero. Aquel hechizo fue una bendición, como si mi destino pidiera clamor, y ahí estas, siempre, como nuestra propia religión, creyendo en mi y yo siempre buscando, desaparecido, pero siempre estoy, aunque sin vida no tendría sentido. Porque eres esencia de lo vivido, de eso que siempre he pedido. Te amo, no por decir tus frases, no por vivirlo, solo por saber que no hay nada que no hubiera querido, sin haberte conocido.

Te amo muy de a poco, no merezco abrazarte entera, si se, me lo haz repetido. Cuando la lluvia queja. Cuando presiento frió, ya lo se, siempre estas conmigo.
Casi siempre yo estoy contigo, no es suficiente, perdona no sentirme encantado.
El idiota soy yo, por ser hombre mal agradecido, que no comprende que el día que me muera, más allá del destino, tendré siempre mi alma gemela, el amor de mi vida.

Si cada cierto día pudiera contar las palpitaciones cuando tu no estas, es seguro que del cielo te estoy hablando, por no sentirte a mi lado mi corazón empujando.